Aarón Cortes Hernández*
Todos nos hemos preguntado ¿por qué hay personas religiosas, y otras no? ¿Dónde radica el asiento de las ideas religiosas? Hace tiempo un grupo de neurólogos creían haber descubierto en ciertas neuronas algunos indicios de inclinaciones religiosas. Con esto se daba un avance en la materia de la religión ¿Será posible descubrir en qué parte del cuerpo se encuentra el asiento de la religión? ¿O será acaso que se encuentra en la parte inmaterial del ser?
Una breve consideración del asunto nos traerá comprensión y beneficio, vamos a intentarlo. El primer problema es si el alma tiene facultades y si opera por medio de esas facultades todo lo relacionado a la religión o si ocupa un lugar preponderante en la vida del hombre y si funciona mediante poderes del alma o de esa parte inmaterial del ser. A continuación exponemos algunos conceptos y los explicaremos brevemente.
La religión tiene su asiento en el intelecto.
Hegel fue el que apadrinó el concepto intelectual y le concedió una posición destacada, él decía que toda la vida del hombre es un mero proceso de pensamiento, y la religión es sencillamente, una parte del proceso. La conciencia del Absoluto dentro del espíritu humano es la religión. Una pequeña objeción: de acuerdo a esto la religión no es ni sentimiento ni acción, sino conocimiento; esto es un error muy serio pues significa que el conocimiento propio determina la piedad personal. Es una gran verdad que en la religión hay conocimiento, pero este conocimiento es algo muy específico. Por otra parte la obtención del conocimiento no constituye la finalidad de la religión. La única que aspira al conocimiento es la ciencia; la religión busca consuelo, paz y salvación. El conocimiento religioso no es mero conocimiento intelectual, es más bien algo experimental, es decir un conocimiento acompañado de emociones que se manifiesta en acciones, entonces la religión no es solo intelecto, es voluntad y afectos. Esto que estamos considerando debe ser atendido incluso por los miembros de la Iglesia Cristiana, cualquiera que sea su denominación porque la religión verdadera de la que se habla y testifica no solo es un concepto de la verdad, no es una simple expresión de lo que entiendo acerca de la sana doctrina. La religión se asienta en el alma y se expresa en acciones que van más allá de un simple saber que sería semejante a un intelectualismo frío, no, si el cristianismo fuera la sabiduría de San Pablo únicamente, nunca el cristianismo habría sido la potencia que ha demostrado ser en el mundo.
La religión tiene su asiento en la voluntad. No olvidamos a Pelagio, a Arminio, al socinianismo, al deísmo y al racionalismo, pero quien verdaderamente dio a la religión una preeminencia como piedad practica fue Enmanuel Kant, él fue más allá de la razón pura y dijo que los conceptos de Dios y la inmortalidad son los postulados de la razón práctica. La religión sin embargo tiene su asiento en los sentimientos, por supuesto los sentimientos no son el supuesto exclusivo de ella, pero si sumamos conocimiento, volición y acción moral ya vamos de gane, como decimos en México. Pero fundamentalmente la religión tiene su asiento en el corazón. Claro que el corazón ni en la Biblia se usa siempre con el sentido de foco de la vida personal y moral, pero sí es en sentido figurado el verdadero taller del alma. Atendiendo a este hecho así entendemos el énfasis que la Biblia le concede al corazón, por ejemplo en Proverbios 23:26. Así tenemos que nuestros problemas no son técnicos, sino del corazón. Empecemos por resolver los problemas del alma mediante la fe en Jesucristo y tendremos una verdadera religión de principios y valores tan sólidos que estaremos reconstruyendo nuestra casa nacional sobre una Roca, esa Roca es Cristo.
*Pastor General de la Iglesia Interdenominacional, A.R.
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