El comunismo socialista se derrumbó por las dictaduras de gobiernos y de caudillos, porque construyeron un sistema antidemocrático, sin libertad y muy cruento. Al derrumbarse la “cortina de hierro” apareció la realidad trágica del comunismo. Y quedan algunos países comunistas, como China; pero que saltaron al gran mercado capitalista. O una Cuba que añora incorporarse al mercado estadounidense.
Y el capitalismo con su libre mercado, que redobló su presencia mundial con el neoliberalismo sustentado en las macroeconomías, también se ha destruido por una horrenda y monstruosa voracidad de los grandes capitalistas. Y han creado la gran crisis financiera mundial que ha destrozado la vida comunitaria, con el desempleo, la falta de dinero y con ello, por una incertidumbre de calidad de vida.
De la destrucción, debe darse la reconstrucción. Ante el mal, debe surgir el remedio. Es evidente que la población del mundo clama por un nuevo sistema de producción y de finanzas con rostro humano y lleno de frutos sociales. Las políticas económicas mundiales, pregonadas en los últimos 25 años; fueron incapaces de dar mejor calidad de vida mundial.
México pertenece a la globalización, porque se ha sumado a los tratados comerciales, como el firmado con Estados Unidos y Canadá o por acuerdos con el mercado europeo. Y se ha globalizado, al mismo ritmo que lo han hecho todo los países del mundo, con la consecuencia de la tecnología y la comunicación electrónica satelital, que rebasa las fronteras y las culturas nacionales. Y se encadena la gran crisis mundial.
El Senado de la República convocó a un foro, con el lema “Ante la Crisis, qué hacer para Crecer”. Se efectuó en dos sesiones una con la participación de líderes políticos y ex gobernantes de sus respectivos países, como Felipe González de España; Ricardo Lagos de Chile; Julio Sanguinetti de Uruguay; y Romano Prodi, de Italia. Sus intervenciones fueron muy ilustrativas y la coincidencia en la propuesta para enfrentar la crisis actual fue muy simple, y muy real: inversión, (nacional o extranjera), producción y empleos con salarios.
El gobierno de México, que encabeza Felipe Calderón, no está lejos de la fórmula inmediata para atender la crisis. Anunció la aplicación inmediata del presupuesto económico para el 2009. Es decir, soltar el dinero del gobierno para la obra de infraestructura, carreteras, escuelas, apoyos a medianas y pequeñas empresas y otras más. La noticia es que se daría el dinero rompiendo las burocráticas reglas que impiden que desde el primer día de enero circule el dinero gubernamental.
Hay gobiernos estatales que también han encarado la crisis bajo la misma regla, con mucha obra pública, que significa inversión, producción y empleos. En primer lugar es el gobierno mexiquense, de Enrique Peña Nieto, que además de sus compromisos notariales en los 125 municipios, multiplicó los programas de infraestructura. Otro gobiernos que ha hecho lo mismo, el del Distrito Federal, con Marcelo Ebrard; se le debe reconocer, aunque su programa es desordenado y su comunicación con la ciudadanía es excluyente. Estos dos gobiernos destacan por encima del resto del país; porque atienden el mayor número de población nacional por estados.
Los líderes y ex gobernantes, González, Sanguinetti, Lagos y Prodi, coincidieron en advertir que todo programa será insuficiente y que tendrá puntos de crítica; pero lo más importante es que existan programas y que haya dinero de un presupuesto que se invierta al 100 por ciento. Y rápido.
Hay mucho por hacer; pero el ataque por fobias o por obsesiones o por la ambición del poder no puede negar que la crisis existe y se enfrenta. Y reclama la solidaridad de todos.
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