María Z. Flores López, especialista en gestión, administración y organización de cuencas hidrológicas, desarrolló una metodología innovadora para la ordenación de cuencas en climas áridos.
Este sistema que desarrollo fue la Metodología de Ordenación de Cuencas para el Árido Sudcaliforniano (MOCAS) tiene el objetivo de resolver necesidades características de la Cuenca de La Paz, en el estado norteño de México, Baja California Sur, en donde es común la escasez de recursos hídricos y la erosión y desertificación de los suelos.
La profesora de la licenciatura en agua de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) mencionó que la metodología integra múltiples aspectos que impactan en la cuenca, como inundabilidad, reforestación e hidrología superficial y subterránea, entre otros.
Dijo que “es una metodología flexible porque introduce aspectos que no se tenían en cuenta en metodologías clásicas, como la inclusión de hidrología superficial y subterránea como un integral. En el aspecto de hidrología superficial de la cuenca, incorpora elementos como el tipo y uso de suelo, vegetación y red de drenaje; y en el aspecto de hidrología subterránea considera el estado actual del acuífero de La Paz”.
La investigadora detalló que por medio de Sistemas de Información Geográfica (SIG), se elaboraron representaciones gráficas de la cartografía de la zona para indicar los usos potenciales del suelo, dando como resultado la identificación de áreas con capacidad de recarga del acuífero.
Por su parte, la directora del Programa de Agua y Ciudad, de la Sociedad de Historia Natural: Niparajá A.C., Alejandra Campos, mencionó que dentro del programa a su cargo, creado desde el 2009, han desarrollado una serie de estudios para comprender la problemática del agua en la Cuenca de La Paz.
En las investigaciones, dijo Campos, han identificando degradación y deforestación de las sierras La Trinchera y El Novillo, dificultando la recarga del acuífero, e indicó la necesidad de implementar instrumentos regulatorios para optimizar el uso y gestión del agua de la cuenca de forma integral.
Explicó que “proponemos acciones que ayuden a conservar el acuífero de La Paz desde una visión conjunta con la cuenca, en donde estrategias de conservación de suelos en la parte alta de la cuenca nos permitan cosechar más agua, es decir que el agua escurra lento por las planicies y pueda filtrarse hasta el acuífero y, al mismo tiempo, evitar el arrastre de sedimentos que llegan a la ciudad”.
A lo cual, María Flores López coincidió en la necesidad de aplicar operativos de reforestación e hidrotecnias de corrección como pequeños embalses, diques y presas en los cauces del agua, para mejorar la infiltración del agua en los acuíferos subterráneos y disminuir la erosión que se ha registrado principalmente en la sierra El Novillo.
Indicó que “existen diferentes aspectos de la Cuenca de La Paz, en los cuales habría que enfocarse más, pero el principal es la desertificación y erosión que está sufriendo nuestra cuenca, porque no tenemos suficiente vegetación y estamos en un clima muy árido, y justamente la sierra es el pulmón de la cuenca, y repercute en lo que está sucediendo en la parte baja de la cuenca, que es el acuífero de La Paz”.
La cuenca hidrológica se divide en cinco subcuencas definidas por los arroyos El Cajoncito, La Huerta, La Ardilla, La Palma y El Novillo. La sierra de Las Cruces y El Novillo son consideradas las partes más altas de la cuenca y en temporada de lluvia se originan múltiples arroyos de agua que escurren a lo largo de sus planicies hasta desembocar en la bahía de La Paz.
Datos contenidos en el Diagnóstico de la Cuenca de La Paz, Baja California Sur, realizado por Pronatura Noroeste, indican que en la subcuenca de El Novillo se capta cerca de 47 por ciento del agua que recarga el acuífero de La Paz; no obstante, el recurso no es suficiente a causa de que las lluvias son escasas en la región.
Estudios de Niparajá indican que la Cuenca de La Paz registra niveles considerables de intrusión salina a causa de la sobreexplotación del agua dulce, la cual es la única fuente para abastecer la capital de Baja California Sur.
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