La Reserva de la Biósfera del Caribe Mexicano (RBCM), recién decretada por el gobierno mexicano, no ha contemplado manejar sus principales amenazas como es la alta concentración de embarcaciones y turistas en zonas arrecifales someras; la ruptura, fragmentación y destrucción de arrecifes por contacto de buzos inexpertos; la construcción de infraestructura costera, la extracción de especies de ornato, el encallamiento y mal manejo de aceites y gasolina de embarcaciones recreativas, de servicios y privadas, así como la contaminación por residuos sólidos.
Esto fue señalado por el Centro para la Diversidad Biológica y Greenpeace México, los cuales señalaron que estas omisiones hacen urgente que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) emita su Programa de Manejo.
En una revisión al decreto de la RBCM, las organizaciones detectaron que lo que se prohíbe hasta ahora es emplear equipos y artes de pesca fijas permanentes o de arrastre sobre el fondo marino; sin embargo, exceptúa la pesquería de camarón en la zona noroeste de Isla Contoy, realizar exploración y explotación tanto minera como de hidrocarburos y extracción de material pétreo. Sin duda, muy buenos avances, pero no atiende las amenazas y circunstancias inmediatas que han degradado el ecosistema.
Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica, declaró que «el Caribe es famoso por su biodiversidad que atrae una gran demanda turística. Si bien un programa de manejo no es la panacea, pues existen otras regulaciones, es importante que éste aborde y regule las actividades en la zona costera y la capacidad de carga de los arrecifes, y control del tráfico náutico, pues con tantas empresas ofreciendo actividades recreativas debe cuidarse que no suceda lo que en otras ANP como las Islas Marietas».
Se informó que en México, de las ahora 181 ANP, contando las últimas decretadas durante la COP13 del Convenio de Diversidad Biológica (CBD), únicamente 102 cuentan con un programa de manejo con reglas claras de gestión, el resto carecen de él; tal es el caso de la Gran Reserva de la Biósfera del Caribe Mexicano (RBCM) recientemente anunciada por el Presidente Enrique Peña Nieto.
Por otra parte, el polígono de 5 millones de hectáreas protegidas no considera ningún criterio técnico para las construcciones de infraestructura dejando desprotegida la línea de costa y, en algunos casos, hay espacios de omisión frente a importantes zonas turísticas como el sur de Puerto Morelos, Puerto Aventuras y Xelhá.
En el caso de la RBCM que aún no tiene un programa de manejo, el decreto para su protección contiene lineamientos generales para su conservación. Sin embargo, de acuerdo con ese mismo documento se permiten actividades de impacto como el turismo náutico, el aprovechamiento extractivo de la vida silvestre, pesca y acuacultura, mantenimiento y desarrollo de infraestructura portuaria, mantenimiento y dragado de los canales de navegación y extracción de arena, actividad que se hace frecuentemente para reconstruir las playas. Asimismo, quedan fuera unas de las principales actividades que generan degradación ambiental en la porción terrestre: la expansión de la ganadería y agricultura y, el desarrollo de asentamientos humanos sin servicios de drenaje ni recolección de residuos.
Este Programa de Manejo debe incluir plan de financiamiento a corto, mediano y largo plazo para garantizar que al menos un 50% de los recursos generados por cobro de derechos se reinviertan en la RBCM.
Comentarios Cerrados