Por: Chef Alfredo Alvarez
Como es costumbre salirme del renglón no quería dejar pasar la ocasión de trasmitir un poco de nuestra cultura culinaria mexicana y qué mejor muestra que nuestras festividades de Día de Muertos. Así que les brindo una breve crónica de las pasadas fiestas y espero que todos ustedes hayan disfrutado, descansado y convivido en familia.
Es tan importante en nuestro país esta festividad que en noviembre de 2003, la UNESCO declaró la celebración de Día de Muertos como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. En ella se declara que es “…una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo y como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del país”.
No sólo fue tener un puente más sino de fomentar entre la sociedad el conocimiento y trasmisión de nuestra cultura milenaria. Lugares como Puebla, Michoacán, Estado de México, Oaxaca y otros más vivieron muy a su forma, las fiestas y los capitalinos tuvimos la oportunidad de presenciar grandes eventos como la muestra monumental de ofrenda de muertos en la explanada de rectoría de Ciudad Universitaria o el festival de la muerte florida en el Zócalo de la Ciudad de México y más importante aún las festividades de Mixquic.
Es una época para deleitar al paladar y recordar todos los gustos de nuestros fieles difuntos; probar el exquisito pan de muerto, acompañado de una espumeante taza de chocolate caliente, probar el pollo con mole o un buen plato de tasajo con frijoles de la olla, dulces de amaranto, calaveritas, exquisito dulce de camote y calabaza en tacha, tamales y atoles, almíbar de guayaba o de tejocote. Y ese pequeño desliz de gula sea para también recordarnos un pequeño deleite en la vida y que ésta sólo es transitoria.
“como una pintura nos iremos borrando, como una flor nos iremos secando, aquí sobre la tierra.
Como vestidura de plumaje de ave zacuán, de la preciosa ave de cuello de hule, nos iremos acabando…
Meditadlo señores, águilas y tigres, aunque fuerais de jade, aunque fuerais de oro, también allá iros, al lugar de los descarnados.
Nezahualcóyotl (1402-1472)
Tratemos de preservar y hacer partícipe a las nuevas generaciones la importancia de nuestra cultura siempre tan familiar, de quitarse el miedo a la muerte y saber que es sólo eso, que nos hace una vez más tan mexicanos, en nuestra forma de burlarnos de ella o de convivir con ella. Hay tantos lugares por visitar en estas fechas, no sólo el centro del país, sino lugares tan especiales como las conmemoraciones de Aguascalientes, las cuatro Huastecas, Chiapas, etc.
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