El menor costo es la prevención y, por esta razón, la Federación ha desarrollado una importante inversión de trabajo y recursos para reducir los riesgos y poner en pie las ciudades que puedan enfrentar algún desastre natural, aseguró la secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Rosario Robles Berlanga.
Informó lo anterior al presidir la Reunión Ministerial “Integrar la Reducción de Riesgo de Desastres a la Planeación Económica Integral”, que tiene como objetivo el analizar los avances alcanzados a lo largo de los últimos dos años en la implementación del Marco de Sendai (Japón) en la reducción del riesgo de desastres naturales.
La reunión, desarrollada en Cancún, Quintana Roo, también fue presidida por Robert Glasser, representante especial del Secretario General de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, y contó con 40 delegados de los cinco continentes.
De acuerdo con la información oficial, entre los años 2000 y 2012 los desastres naturales cobraron mil 986 vidas humanas y dejaron costos por 248 mil millones de pesos. Actualmente, 87.7 millones de mexicanos viven en zonas de riesgo de los cuales 79.5% habitan en zonas urbanas y semiurbanas.
Frente a este panorama, México elaboró una Guía de Resiliencia Urbana, documento al que deberán adecuarse todos los municipios del país a fin de anticipar, mitigar, ponerse en pie, e incluso preservar las fuentes de trabajo luego de algún desastre natural.
La Federación ha financiado la elaboración de 225 Atlas de Riesgos Municipales, conformó la Red de Ciudades Resilientes y elaboró los primeros 16 Perfiles de Resiliencia Urbana para precisar los factores que inciden en la capacidad de resistir y recuperarse de un desastre.
Además, se adecuó la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano a los estándares internacionales de protección civil, se establecieron Normas de Resiliencia Obligatorias y se cancelaron las autorizaciones para crecimiento urbano en zonas de riesgo que no tomen medidas de mitigación.
Todo esto, resaltó la Titular de SEDATU, se desarrolló con una visión transversalidad, “con una visión transversal de todo lo relacionado con la gestión de los riesgos y la resiliencia, no como un aspecto correspondiente solo a un área del gobierno, sino de todas las áreas, sobre todo las vinculadas a la infraestructura, al desarrollo urbano y territorial”.
Explicó que “todo esto implica evidentemente una perspectiva de recursos importantes, pero entendidos no como focalizados en una sola área de gobierno sino como la integración transversal de diversas áreas cuyos recursos se ponen a disposición de esta visión de resiliencia”.
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