Y el trámite no fue algo sencillo. Es más, a pesar de que la composición del nuevo grupo dirigente en el PAN queda identificado en buena medida con el presidente de la República, es obvio que se tuvo que pagar un alto precio para alcanzar el apoyo de grupos “duros” que en nada ayudarán a la visión de Los Pinos. Del mismo modo, el “juego” cargado del presidente, con dos cartas, hace ver que al momento de las decisiones, es el propio Primer Mandatario el que paga la cuota del perdedor. Especialmente cuando para todo mundo queda claro que el gran derrotado tuvo en su contra, el peso político de la esposa del presidente.
De esta manera, el PAN podría no haber salido de su proceso interno tan sólido como se quiere hacer creer. Y sí en cambio, para muy claro que hay resentimientos que no será sencillo aliviar. Pero esto no es todo. Para el panismo ya sea el de Los Pinos o no, la figura de Santiago Creel se convierte en un reto para unos, y en una posibilidad para otros. El presidente no ha logrado posicionar a ninguna de las figuras ligadas a su gobierno como un candidato real, en tanto que el senador Creel no sólo mantiene su nivel de conocimiento y respaldo, sino que amenaza con no hacerlo crecer. Y esto no es más que el aviso de que en las filas panistas, las tormentas no han terminado… Por su parte, los perredistas no acabas de resolver sus pugnas internas.
Y el mandato de Jesús Ortega enfrenta, de nueva cuenta, el embate de los grupos ligados a AMLO, quien ha desatado una batalla por el control del partido del sol azteca, en el entendido de que de lograr su objetivo, Marcelo Ebrard y todos los que aspiren a tener algún tipo de futuro político, tendrían que alinearse en torno a su figura como candidato único de la izquierda. Ortega deberá pagar el costo político de su alineamiento en torno a Los Pinos y deberá enfrentar la tormenta creada por sus estrategias que, hasta el momento, no han redituado en nada realmente favorable para el partido, por más que se quiera presumir que se ganó en Oaxaca. Ortega podría ser una de las primeras víctimas políticas de la contienda que alcanzará su clímax en el 2012… Por lo que se refiere a los priístas, las cosas por el momento, no marchan mal. Primero, los intentos por crear factores de división no han surtido efecto. Beatriz Paredes no logró crear el clima de fractura que con tanto empeñó buscó alcanzar.
Y su luchar por llevar al PRI a una batalla interna por la presidencia del partido no dio resultado. Así, con las obvias críticas de los rivales, el PRI se encamina a un proceso de sucesión interna si no del todo sencillo, sí bastante más “suave” que el registrado por sus grandes rivales. Una vez instalado en los mandos priístas, Humberto Moreira deberá hacer frente al proceso electoral en el Estado de México. Y el objetivo será que el priísmo marcha unido. Si esto se logra, mucho tendrán que batallar los rivales para mantener sus esperanzas de triunfo. Por supuesto, todos en el PRI esperan las reacciones de parte del gobierno. Y saben que la batalla será sin cuartel. Pero con un mando diferente y nada dócil, como el realizado por Beatriz Paredes, esperan poder responder una a uno, los golpes oficiales. Así, el fin de año no será de descanso, sino de preparativos que cobrarán vida apenas arranque el nuevo año… Por cierto, el asunto de las revelaciones de Wikileaks puede ser puesto de lado por el gobierno, pero ello no significa que el problema quede resuelto. La lucha contra la delincuencia organizada quedó atrapada en este punto y diga lo que diga el gobierno, los resultados dejan ver que los informes de las autoridades estadounidenses señalan la realidad no es como se quiere hacer creer… Interesante el ataque de los perredistas a los delegados panistas en Benito Juárez y Cuajimalpa.
La acusación queda fincada en el hecho de que, supuestamente, ambos delegados utilizaron recursos oficiales para apoyar al candidato perdedor en la contienda por la presidencial del PAN. Pero en el fondo, lo que sucede es que el PRD quiere colocar desde ahora, a los panistas a la defensiva, a sabiendas de que la batalla en la ciudad de México en el 2012, será difícil para los perredistas.
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