Ante la grave pérdida de bosques y selvas, México se ha quedado sin los ecosistemas terrestres necesarios para la regulación del clima y las consecuencias se resienten ya, con elevadas temperaturas, sequías prolongadas, lluvias intensas y la presencia de huracanes con inusual fuerza devastadora.
Aún cuando existen cifras diversas respecto del número de hectáreas que se pierden en el país anualmente a causa del cambio de uso de suelo forestal con fines agrícolas y ganaderos, y como segundo factor la tala ilegal por parte del crimen organizado, el presidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Senadores, Jorge Legorreta Ordorica, dio a conocer que ésta llega al millón 500 mil hectáreas.
Como resultado, en la última década México pasó del quinto al segundo lugar mundial en deforestación de sus selvas, bosques y manglares, superado sólo por Brasil. A ello se debe la extinción acelerada de especies, ampliación de la superficie desértica y drástico Cambio Climático.
La tala clandestina indiscriminada y los incendios provocados para obtener permisos de cambio de suelo, son, a decir del senador del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), la principal causa de la desaparición de 95% de los bosques tropicales húmedos y de 50% de los templados.
Otro dato aportado por la también senadora del mismo grupo parlamentario, Ludivina Menchaca Castellanos, señala que de acuerdo a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), anualmente, se pierden en el país 785 mil hectáreas de bosques y selvas, correspondiendo 82% al cambio de uso de suelo, de forestal a agrícola, a causa de políticas públicas equivocadas, en tanto que 70% de la madera que se vende en el territorio nacional proviene de bosques explotados en forma ilícita por bandas del crimen organizado.
Ambos legisladores presentaron por separado, el primero, una iniciativa de reforma a la Ley de la Policía Federal Preventiva para que, a través de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), asuma el combate a la tala ilegal y tráfico de especies.
Sobre este particular, cabe señalar que la PROFEPA denunció que cada año son asesinados en promedio dos inspectores por cuestiones relacionadas con las labores de vigilancia en bosques y selvas. Los talamontes actúan siempre en grupo y cuentan con equipos sofisticados para derribar en cuestión de segundos árboles de gran envergadura. Pero el mayor peligro es que están armados, y un obstáculo adicional es que cuentan con permisos expedidos por las autoridades municipales y/o ejidales.
La senadora verde ecologista, Menchaca Castellanos celebró que la mayoría del Pleno aprobó el Punto de Acuerdo mediante el cual se exige a las autoridades correspondientes del gobierno federal intervenga para frenar la tala que, por ejemplo, en el caso del Parque Nacional “La Malinche” representa 12 mil hectáreas, no obstante que se trata de un área protegida.
Greenpeace, a través del coordinador de la Campaña de Bosques y Selvas, Héctor Magallón, expone que además de que no se respeta la Ley de Equilibrio Ecológico ni se protege a los bosques y selvas, inexplicablemente se destina únicamente 0.11% del presupuesto federal a la actividad, lo que mantiene en el abandono 56 millones de hectáreas de zonas arboladas que al ritmo actual de explotación podrán desaparecer en un lapso no mayor a 20 años.
Las estadísticas señalan que en México se perdieron 29,765km2 de bosque (superficie equivalente al estado de Guanajuato) de 1876 a 1993, mientras que de 1993 a 2000 la superficie afectada fue de 54,306km2 (equivalente al estado de Campeche). La FAO, agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), documentó una deforestación de 314 mil hectáreas anuales de 2000 a 2005, aunque se acepta que hay varios problemas con esa estimación.
El Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 señala que las áreas forestales de México están habitadas por 13.5 millones de personas e incluyen 23,111 ejidos y comunidades, con presencia de 43 etnias que se caracterizan por sus altos índices de marginación y pobreza. Para esta población –establece- el desarrollo de las ocupaciones rurales no agrícolas (forestales) puede ser un factor importante para incrementar sus ingresos.
no dice porque cambia el clima