POR: Rafael Cienfuegos Calderón
En el supuesto de que Estados Unidos tome la decisión de salirse del Tratado de Libre Comercio (TLC) México se vería obligado a diversificar su comercio y con ello disminuir la dependencia histórica que tiene con el mercado de ese país. Sería una gran oportunidad y no una catástrofe, pues el tratado, a 23 años, ya dio lo que tenía que dar.
En opinión del académico de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán (FES) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Eduardo Rosales Herrera, lo más probable es que el acuerdo continúe porque las economías de los países están integradas. La incógnita es cómo se va a negociar.
La salida de Estados Unidos sin duda implicaría un fuerte impacto para la economía mexicana pero hoy es momento de diversificar. México puede aprender de experiencias de países como Chile para disminuir la dependencia comercial y alejarse del “campo gravitacional” geopolítico de su vecino del norte.
A 23 años de la entrada en vigor del acuerdo hay que reconocer que el aumento del comercio con Estados Unidos y Canadá se debe a que la competitividad de los productos nacionales está sustentada en los bajos salarios que perciben los trabajadores. Es decir, México sigue siendo un país maquilador.
El especialista universitario explicó que mientras en Estados Unidos el poder de compra de los trabajadores desde 1994 se ha incrementado 34 por ciento, y en Canadá 38 por ciento, en México éste se ha reducido cuatro por ciento. Además, la nuestra es una economía 20 veces menor que la estadounidense, es postagrícola, mientras que la norteamericana está en la era postindustrial.
Así que ni el actual ni un nuevo TLC cambiarán las asimetrías entre ambas naciones.
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