POR: Mariana Elisa Cerqueda Segundo
El Día de Muertos es una de las tradiciones más emblemáticas de México, que viene desde tiempos inmemoriales. Por generación tras generación, los mexicanos hemos sido partícipes de homenajear a nuestros seres queridos que han fallecido. Desde ponerles ofrendas de comidas, flores y muchas cosas más, hasta visitar las tumbas y panteones para “pasar” con ellos estas fechas.
En esta ocasión, en el México que acaba de pasar una de sus peores tragedias con el pasado sismo de septiembre, se iniciaron las celebraciones desde el pasado 22 de octubre con el Desfile de Catrinas y continuó el 28 de octubre con otro desfile de muertos; de ahí se han sumado un sin número de muestras emotivas de los mexicanos para con este día en el que todos esperamos poder recibir a las personas que se nos adelantaron en el camino.
En la fiesta del Día de Muertos se presenta lo que se conoce como sincretismo, es decir, hay una especie de combinación de costumbres religiosas prehispánicas con las del catolicismo que trajeron los españoles. En ambas culturas se les rendían ceremonias y homenajes a los muertos.
El culto a la muerte en México no es algo nuevo, al contrario. Los orígenes de la celebración del Día de Muertos son anteriores a la llegada de los españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas civilizaciones desde la época precolombina. Entre los pueblos prehispánicos era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
De la vida a la muerte sólo un suspiro, la muerte es uno de los momentos más dolorosos para los que se quedan, pero para los que se van, aún es una incertidumbre saberlo. Durante años, en diferentes culturas han propiciado diferentes creencias alrededor de la muerte, las cuales generan diversas tradiciones que sirven para venerarla, honrarla, esperarla y, viéndolo de una manera más humorística, hasta burlarse de ella. México es un país muy rico en esta cultura que tiene una forma muy peculiar de asociar la vida con la muerte.
Aunque es un sólo México y cada pueblo cada Estado o región tiene sus propias costumbres, creencias y tradiciones, el día de muertos es la excepción, ya que la mayoría en esta época están preparados para dar la bienvenida a las almas de los seres queridos que se han adelantado en el camino.
La familia se reúne para dar la bienvenida a las ánimas, colocar los altares y las ofrendas, visitar el cementerio y arreglar las tumbas, se dice que los alimentos y todo lo que se coloca en la ofrenda que casi siempre suele ser lo que les gustaba comer a esas personas fallecidas y para las cuales se hace la ofrenda, al final de todo se supone que han perdido su aroma y sabor, pues los difuntos se han llevado su esencia.
Cuenta la historia y la tradición que ha pasado de boca en boca entre generaciones, que las ánimas llegan en orden a las 12 horas de cada día, siendo el orden más generalizado:
28 de octubre: día en que se recibe a los que murieron a causa de un accidente y nunca pudieron llegar a su destino, o bien, los que tuvieron una muerte repentina y violenta.
29 de octubre: a los ahogados.
30 de octubre: a las ánimas solas y olvidadas, que no tienen familiares. que los recuerden; los huérfanos y los criminales.
31 de octubre: a los limbos, los que nunca nacieron o no recibieron el bautismo.
1 de noviembre: a los niños, también referidos como «angelitos».
2 de noviembre: a los muertos adultos
Y así año tras año, generación tras generación se han recibido una vez más a los fieles difuntos que nos dejan un gran vacío, pero se recuerdan con cariño
Comentarios Cerrados