Como es tradición, nuestra sociedad vuelve a celebrar este 14 de febrero el “día del amor y la amistad”. ¿Será verdaderamente amor y amistad lo que se celebra? ¿Qué es el verdadero amor? ¿En qué consiste?
Puede estar de acuerdo conmigo o no, pero Dios es el verdadero amor. La Biblia afirma: Dios es amor (1Jn.4:8). Y luego agrega: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1Jn.4:9-10). Este sublime, perfecto y verdadero amor encarna en la persona de nuestro Señor Jesucristo, quien dijo a Nicodemo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn.3:16).
A mayor abundamiento, el apóstol Pablo describe de manera maravillosa algunas características del verdadero amor diciendo: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…” (1Co.13:4-8).
Ahora bien, ¿será posible vivir y manifestar ese tipo de amor? Sí, sí es posible. Dice la Sagrada Escritura: “…Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él” (1Jn.4:16). Es decir, si permanecemos en Dios y Dios en nosotros, no habrá nada que impida cumplir el gran mandamiento de nuestro Señor Jesucristo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt.22:39). Y nuestro prójimo no sólo es la esposa, los hijos, los hermanos y la familia, a quienes por cierto parecería normal y natural amar, aunque muchas veces aun en la propia familia el verdadero amor está ausente aunque todos hablen y celebren el amor y la amistad; sino que el cumplimiento del gran mandamiento del amor debe también expresarse hacia nuestros enemigos. Dijo el Señor Jesús: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mt.5:43-48).
Querido amigo, este es el tipo de amor que nuestro Señor Jesucristo nos mostró para que ahora tú y yo vivamos y manifestemos ese amor a nuestros semejantes. Este es el tipo de amor que debemos celebrar. Celébralo con buenas obras hacia tu prójimo y hacia tus enemigos. Pero si no te es posible, busca a Dios, Él es la fuente del verdadero amor.
*Pastor en la Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R. ser@iciar.gob
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