Históricamente se ha visto el uso de la tecnología como una herramienta para resolver tanto el problema del acceso al agua como el de las inundaciones.
Es una labor que comenzó con el primer virrey de México, se continuó a inicios del siglo XX y, hoy en día, las obras hidráulicas se han multiplicado; sin embargo, a varios siglos de distancia, las supuestas soluciones terminan por estancarse.
La razón, de acuerdo con Exequiel Ezcurra, director del Instituto para México y Estados Unidos de la Universidad de California, se debe más a cuestiones sociales que tecnológicas.
Indicó que en el caso de la Ciudad de México (CDMX), la dotación diaria de agua para cada habitante ronda los 150 litros; sin embargo, según el Sistema de Aguas capitalina (SACMEX), las cisternas amplían el uso hasta los 320 litros.
Este consumo no es generalizado en las 16 alcaldías de la CDMX, ya que mientras en la zona oriente, demarcaciones como Iztapalapa registran un consumo menor a 20 litros por persona, al día, a su vez, que en la zona poniente, donde se asientan colonias de alta plusvalía como son la zona residencial de Santa Fe y Bosques de las Lomas, se consumen casi mil litros al día por habitante.
Desde este panorama, dijo, podemos ver que bombear agua, ya sea de lugares cercanos o remotos, no va a resolver nada porque enfrentamos un problema de desigualdad. Es la política de Hood Robin (haciendo analogía inversa con Robin Hood) le estamos quitando a los pobres para darle a los ricos. Bombean el agua de Chalco para darle a los de Santa Fe, eso es un problema de justicia ambiental”, denunció.
Resolver el abastecimiento equitativo está relacionado a una perspectiva sustentable. “El agua es un servicio de la biósfera y no lo podemos remplazar por más tecnología que usemos para traerla. Necesitamos recuperar la sustentabilidad en los ecosistemas”, dijo.
Actualmente, el sistema Cutzamala, uno de los sistemas de suministro de agua potable más grande del mundo (de varios ríos, cuya agua es bombeada a la capital mexicana) emplea 2 mil 280 millones de Kilowatts cada hora, lo que equivale al consumo de energía de toda la ciudad de Puebla (que tiene una población de unos 5 millones de personas). “El 40 por ciento del consumo de energía en la CDMX es para bombear agua ¿de qué forma esto puede ser sustentable?”, opinó.
El expresidente del Instituto Nacional de Ecología de la SEMARNAT mencionó que entre las soluciones de este tema está la creación de dos sistemas: uno de captación de agua pluvial y otro de eliminación de aguas negras. “Existen países en el (Mar) Mediterráneo, como Argelia (a mitad del Sahara) que captan el agua de lluvia mientras que en México la seguimos mezclando con las aguas residuales”.
Finalmente, el académico de la Universidad de Riverside, California, comentó que hay otras ciudades como Tucson, Arizona, donde los pobladores se han planteado reducir el consumo de agua: “Se dieron cuenta de que vivían en un desierto y adaptaron su estilo de vida a las condiciones del lugar: en vez de tener jardines con pasto verde, tienen cactáceas que consumen muy poca agua. Actualmente, su consumo bajó a 300 litros por persona al día y continuará reduciéndose. En México, podría esto ser un ejemplo”, concluyó.
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