La Ciudad de México (CDMX) forma parte de un proyecto de investigación denominado Urbanización Planetaria en Perspectiva Comparativa, que busca comprender estos procesos en una decena de grandes metrópolis del mundo, como París, en Francia; Los Ángeles, en el estado norteamericano de California; Lagos, la capital nigeriana; la ciudad turca de Estambul; Singapur, Tokio, Hong Kong y las urbes aledañas de Shenzhen y Dongguang, así como Kolkata, en India, desarrollado dentro del Laboratorio Ciudades Futuras de la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zürich, Suiza.
La doctora Monika Struele, autora del libro Etnografía de territorios urbanos. Procesos de urbanización metropolitanos de la Ciudad de México, que aporta una propuesta de configuración de los procesos de urbanización que conviven en la capital mexicana y su zona conurbada.
Explicó de este proyecto que para abordar esta problemática debió “reinventar un poco la metodología antropológica”, la cual suele estar enfocada en áreas más pequeñas, recurriendo a herramientas de la llamada etnografía multisituada (que utiliza distintos espacios interrelacionados para la etnografía y la observación participante), pero también planteó el abordaje desde una perspectiva multidisciplinaria que echa mano de la historia, la geografía y la arquitectura.
En una visita al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) del gobierno mexicano, expresó que la Ciudad de México comparte distintos aspectos de sus procesos de urbanización con las otras megalópolis que forman parte del proyecto internacional, entre ellas la presencia de “centralidades metropolitanas”, áreas que poseen esa función de centralidad (desde los ámbitos económico, político, comercial y cultural), para toda la urbe, cuyos puntos para la capital mexicana son: Centro, Reforma y Santa Fe.
Añadió que “también otro aspecto interesante que une a la Ciudad de México con otras grandes ciudades del planeta es una dinámica constante de industrialización, observable en los corredores México-Querétaro, México-Pachuca y México-Puebla”.
La antropóloga urbana, destacó que la publicación (editada por ahora sólo en alemán) dedica un subcapítulo a cada uno de los nueve procesos de urbanización que ella identificó.
Abundó en el proceso de “urbanización popular”, conocido en otros países llanamente como “informalidad”, enfocado en la movilización de sectores sociales marginales que logran constituir y consolidar su espacio urbano, un ejemplo sería Ciudad Nezahualcóyotl, en el Estado de México.
La urbanización popular en municipios aledaños de la Ciudad de México es hasta cierto punto sui generis, anotó, si se contrasta con una dinámica de urbanización informal conocida en Estambul, Turquía, como “construido de noche”.
Mientras en el primer caso, las viviendas han permanecido en manos de las familias por generaciones, pasando de padres a hijos, en una lógica de “retención del patrimonio familiar; en la ciudad turca luego de la regularización de estos terrenos y casas, estos se capitalizaron abonando al proceso de redensificación a través de la construcción de desarrollos inmobiliarios y comerciales.
Un punto y aparte merece Santa Fe, al poniente de la CDMX, tanto así que en su estudio la experta del Departamento de Sociología de la ETH Zürich lo denomina como un “efecto”, pues en su opinión todavía está en proceso de configuración urbana. En este caso, “la concentración de capital tiene efecto al crear las nombradas gated communities, una urbanización cerrada que es una forma especial de barrio residencial, cuyo ordenamiento y vialidad entra en conflicto y excluye del espacio a los cercanos pueblos originarios”.
Dentro de los procesos de urbanización especulativos, fragmentados y condensados en áreas sociales ricas, la antropóloga brinda categorizaciones que corresponden no sólo a una ubicación geográfica sino a sub-identidades urbanas, entre las que se destacan zonas como: Pedregal/Sur, Lomas Doradas y Atizapán Country Club/Zona Esmeralda.
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