En la península de Baja California, la temporada de nacimientos de berrendo peninsular (Antilocapra americana peninsularis), ha iniciado y hasta el momento se han contabilizado más de 55 crías que son amamantadas por sus madres.
Esta subespecie, considerada en peligro de extinción dentro de la Nom-059-SEMARNAT-2010, recupera paulatinamente su población, como resultado de la colaboración entre la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable (ENDESU), el Proyecto GEF Especies en Riesgo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), empresa Exportadora de Sal S.A. de C.V y los dueños de los ejidos en los cuales se recupera y desarrolla libremente esta especie.
Los berrendos suelen experimentar partos gemelares; al nacer pesan alrededor de 2 a 3 kg., y alrededor de los tres meses de nacidos, son destetados por sus madres para continuar con una dieta a base de flores, brotes tiernos de hierbas y arbustos silvestres, dentro de la estación de reproducción “Llano del Berrendo” en Baja California, y la estación La Choya en Baja California Sur.
Se espera que hacia mediados del mes de abril, las hembras reproductivas gestantes hayan dado a luz en su totalidad, coincidiendo esta, con una excelente temporada gracias a las lluvias de invierno, que han preparado el marco ideal para darles la bienvenida.
El Programa de Recuperación del Berrendo Peninsular (PRBP) y su hábitat inició hace 20 años (1998-2019) cuando la subespecie se encontraba al borde de la extinción, y a partir de la captura de un pequeño hato inicial de ejemplares silvestres.
Desde entonces, las medidas tomadas para llevar a cabo este programa, han permitido un incremento de su población por arriba de los 500 ejemplares, mismos que son manejados de forma diferenciada (Manejo intensivo, manejo extensivo y vida libre), para lo cual Ejidos como El Costeño y Benito Juárez, entre otros, han comprometido una superficie de 54,000 ha de hábitat, destinando el sitio para uso exclusivo del berrendo y la vida silvestre.
La gestión del PRBP ha logrado que los dueños de las tierras, en donde se desarrolla, cuenten con el apoyo en forma de asesorías y subsidios gubernamentales por parte de la CONANP, a través del Programa para la Protección y Restauración de Ecosistemas y Especies en Riesgo (PROREST), el Programa de Conservación para el Desarrollo Sostenible (PROCODES); además de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) con el Pago por Servicios Ambientales (PPSA), fondos internacionales como el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las organizaciones de la sociedad civil como ENDESU y la empresa Exportadora de Sal S.A. de C.V (ESSA); pero sobre todo ha generado una base sólida de confianza mutua para solucionar las amenazas que enfrenta esta especie en una sinergia exitosa entre los diferentes sectores de nuestra sociedad.
Por otro lado, el Programa ha integrado el manejo de los hatos en grandes encierros, con un control territorial que permite mitigar las amenazas que podrían enfrentar los ejemplares, tales como la caza ilegal, la sequía, la depredación y la competencia por alimento con especies ganaderas.
Este Programa de Recuperación de Berrendo Peninsular, se encuentra enmarcado en el Decreto de creación de las Áreas Naturales Protegidas (ANP), en donde se desarrolla el berrendo, como el Área de Protección de Flora y Fauna Valle de los Cirios y la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, sus Programas de Manejo y el Programa de Acción para la Conservación de la Especie Berrendo (PACE:Berrendo)
La estación de reproducción Llano del Berrendo, es visitada por más de 3,000 personas cada año, que acuden para observar esta carismática especie y conocer los detalles del exitoso proceso que se ha seguido para su recuperación.
Hace apenas 60 años la población de esta especie se vio reducida en un 81.9%, a punto de la extinción, pero gracias al Programa de Recuperación del Berrendo Peninsular, se recupera paulatinamente.
Andrew Rhodes, Comisionado Nacional de Áreas Naturales Protegidas, celebró el nacimiento de estos 55 individuos de los que podemos aprender mucho, pues con sus pezuñas aran el suelo del desierto y esparcen las semillas de las plantas con las que se alimentarán posteriormente, restaurando continuamente su ecosistema en el que han evolucionado por millones de años.
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