George. Vinílica sobre corrugado. 47.5 x 67.3 centímetros.
Con un último jalón a la benevolencia navideña extendida hasta finalizar del año; ahogada la sonrisa no compartida y velada las ausencias irreparables, imitamos al muchacho inglés con el rasgueo a la encordada y entonamos el mantra occidentalizado:
Give me love, give me love,
give me peace on earth,
give me light, give me life,
keep me free from birth,
give me hope, help me cope
with this heavy load
trying to, touch and reach you
with heart and soul.
Oh, my lord
please, take hold of my hand
that I might understand you
won’t you please, oh, won’t you please.
Llena la mente, vibra en el espíritu al doblar la esquina, al cruzar la calle hacia la otra acera y cuando la niña con mirada extraviada nos sonríe sin reparar en quién somos; bajo el árbol cuyas ramas zarandea el viento, amenazados por una lluvia arrastrada lejanamente, con el temblequeo por un frío no compartido; desde aquella nube George clama, desde algún vericueto cerebral surge nuevamente:
Oh, my Lord
please take hold of my hand
that I might understand you
won’t you please, oh, won’t you.
No esperábamos una respuesta así ante la realidad descarnada, llegada así, sorpresivamente cuando más la necesitábamos; sin un sollozo a favor de lo íntimo por aquel con quien siempre estaremos a solas, ya en pleito, ya en armonía plena y trascendental:
Give me love, give me love,
give me peace on earth,
give me light, give me life,
keep me free from birth.
give me hope, help me cope
with this heavy load
trying to, touch and reach you
with heart and soul.
En voz y del espíritu de Harrison:
Oh, my Lord…
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