La semana pasada se celebró el día Ashura en los países con comunidades islámicas. El Ashura es el día en que los musulmanes chiitas conmemoran el asesinato de Imán Husein, nieto y heredero legítimo del profeta Mohammed, quien murió en combate en el año 680.
Cuando muere Mahoma, una fracción (un shia o chia) de creyentes apoyaron a Alí como sucesor, rechazando cualquier otro Califa (seguidor). Sin embargo, se dio una guerra civil entre los seguidores de Alí y los que acusaban a éste de haber matado a su sucesor y querían nombrar al gobernador de Siria (Mu’awiya).
Para solucionarlo se intentó poner un árbitro, pero lo único que se logró es que naciera una nueva facción en contra de éste, y aún más desacuerdo. Con el asesinato de Alí, sus seguidores, los ahora chiitas pusieron su fe en Imán Husein.
Pero su muerte en el campo de batalla, sería la declaración de guerra – que aún continúa – entre los chiitas y los suníes. Husein se convirtió en ídolo mártir y símbolo de la lucha por acabar con la injusticia.
La conmemoración chiita se lleva a cabo en el Karbala, ciudad en Iraq en la que se encuentra el mausoleo de Imám Husein. La tradición acostumbra que los hombres lleven diversos objetos de sacrificio punzocortantes y realicen una caminata mientras se flagelan.
Dicha tradición ha causado fuerte controversia a nivel internacional, pues se puede ver a niños flagelándose con un racimo de afiladas cuchillas, hombres con el rostro completamente ensangrentado y calles repletas de sangre, en nombre del verdadero Califa.
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