Inocencio IV [1243-1254] otorgó los primeros capelos rojos [de ahí el nombre de cardenal], significante de la pertenencia de la sangre de esos ministros a la Santa Madre Iglesia.
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Elija usted cualesquiera de las múltiples pinturas rupestres manifestaciones gráfico rupestres] y escuchará todo un discurso de las disciplinas humanas: la deshilvanada, erudita y abigarrada interpretación:
Uno de los primeros reportajes; el inicio balbuceante de las artes plásticas; muestra de la preocupación ambiental en ciernes; [a partir de la visión utilitaria–beneficio]; estudio básico de las manifestaciones biológicas circundantes; el inventario rudimentario [haber y tener]; una muestra de la variabilidad fonética; el establecimiento de los límites geográficos; la fijación de los límites de la propiedad tribal y antecedente del hierro en los hatos; una referencia histórica de la tecnología disponible y en uso; el principio [totémico] para la sistematización de una creencia mística; la punta del cono del conocimiento científico; un grito ahogado hacia un futuro indiscernible e inconsciente… etcétera.
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Del infierno al paraíso
La perfección no es una estancia, es un continuo. No es lineal: toma semejanza con la espiral que por verse con rostro de inalcanzable, es arrumbada: es una aspiración constante en cada ensueño, en todo momento negada.
Para entenderla, usted necesita de los extremos cuando no los hay. Nada podrá comprender de la luminosidad ni de sus gradaciones si los compara; y, lo opuesto para usted, es la oscuridad.
Don Cú.
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Acepto y como el alimento que me hace cantar, que me permite hablar con los dioses. Con él toco las nubes, arrecio los vientos, agito las aguas, pregono desde los veneros de la tierra la estancia de quien vive silenciado.
Lycaón de Kurión.
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No hay arriba ni derecha en la gran oscuridad
poblada por luminarias diversificadas,
por mínimos valores de olor, tono y volumen;
y sé que si pudiera definir esto, sería con semejanza al frío helado
y el aroma a mar. Pero ¿para qué describir
lo no palpable?
Ahí fluye el sonido en murmullos de luz,
vibra en silencios profundos.
Caballo en las rocas. Acrílica sobre cartón. 18.8 x 13.6 centímetros.
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