ALERTA ROJA PARA LA INDUSTRIA RESTAURANTERA
La bonanza con la que alguna vez brillo la industria restaurantera, lleva ya varios años viviendo en el crepúsculo de su esplendor. Y con justo reclamo avizora y advierte lo que podría ser el ocaso de la pequeña empresa, enfocada a deleitar los sentidos del os mexicanos.
El sistema que alguna vez permitió que la clase trabajadora, así como las grandes empresas pudieran deducir los impuestos a través de los consumos de alimentos, genero una sólida industria y un auge en la creatividad de los cocineros, como fuera el caso del a época dorada de los restaurantes mexicanos de fina estampa.
A esta época podemos atribuirle el nacimiento de la internacionalmente conocida ensalada cesar de Alex Cardini, o la muy socorrida carne asada a la tampiqueña. Al increíble despliegue de sabor y opulencia de platillos españoles que se servían en el Mesón del Cid. O la muy reconocida cafetería del Café la Habana, lugar histórico donde se gestó la revolución cubana y centro de reunión para cientos de periodistas y que hasta hoy día a duras penas sobrevive apegada a su tradición.
Manuel Gutiérrez, celebre presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurante y Alimentos Condimentados (CANIRAC). Expreso que de concretarse la eliminación de la deducibilidad de alimentos y la casi evidente desaceleración económica dejarían de ofrecerse 75 mil puestos de trabajo, entre despidos y plazas que no llegarían a generarse.
La industria restaurantera sufrió un fuerte revés en 2009 a causa de la crisis por consecuencia de influenza. Recuperación que ha demorado en alcanzar su histórico margen de crecimiento del 7% de 2008 y que se esperaba fuera igualado este año. Pero con las situaciones económicas a las que se enfrenta el país sin contar la eliminación de la deducibilidad, el crecimiento económico en el sector solo oscilara en el 3.5%.
Es lamentable saber que ante factores que solo fomentan la informalidad, la falta de seguridad, que ha hecho que cientos de restaurantes, bares y discotecas tengan que cerrar por que el estado no garantiza los elementos más esenciales de funcionalidad.
Concluye Manuel Gutiérrez que si tan solo el sector restaurantero creciera 5% el gobierno tendría más beneficios económicos que si quita la deducibilidad de consumos en alimentos.
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