DIA MUNDIAL DE LA ALIMENTACION
Letras muertas y acciones sin rumbo.
Son 33 años desde que dio a luz la iniciativa de la FAO, organismo dependiente de Naciones Unidas, y poco se ha hecho al respecto en el sentido de mejorar las condiciones de vida en el mundo.
En pleno siglo XXI uno de cada 8 individuos del mundo, no tiene acceso a una nutrición pertinente que permita satisfacer sus necesidades mínimas fisiológicas y no obstante en el mundo se desperdician cerca de mil millones de toneladas de alimentos al año.
Y podríamos pensar que en cifras los seres humanos en situación de hambruna se encuentran en países africanos o los denominados tercer mundistas, mientras que los alimentos que se desperdician pertenecen a los países desarrollados. Cosa que es solamente parcial.
Alimentos existen en las naciones más necesitadas de África y aun así se desperdician y miles mueren en países desarrollados a falta de acceso a la alimentación. El modelo económico imperantemente capitalista es la raíz de un mundo de inequidad y causante de la enorme brecha entre los ricos y pobres.
Así como vemos enfermedades de anemia y desnutrición en los países en vías de desarrollo en contra sentido están enfermedades como bulimia, anorexia, obesidad, diabetes e hipertensión, (producto malos hábitos alimenticios) en países desarrollados.
¿Será México un paradigma ente los países en desarrollo y aquellos industrialmente desarrollados?
Puesto que decir que somos un país del primer mundo no lo somos, pero si ostentamos los vergonzosos títulos de ser el primer lugar mundial en obesidad infantil y el segundo dentro del grueso de la población. Resultados reflejan que los alimentos procesados con alimentos de baja y pésima calidad, ricos en azucares y harinas refinadas, son la causa de obesidad, diabetes e hipertensión entre los mexicanos. Son alimentos extendidos ampliamente en los centros de comercio de México así como las bebidas gaseosas altas en sodio y azucares.
Las iniciativas por eliminar los alimentos chatarras dentro y fuera de las escuelas mexicanas resulto en un completo fracaso ya que no hay mecanismos que regulen ni sancionen la venta de dichos alimentos, quizá porque tampoco existe transparencia ni rendición de cuentas de quienes operan y concesionan las “cooperativas” escolares.
Por otra parte el cambio climático, la erosión del campo y la reducción tanto de la vida rural como de los terrenos agrícolas, ponen en entredicho la eficacia de los gobiernos en el sentido de garantizar la seguridad alimentaria de sus ciudadanos.
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