RECUERDAN EN EL MAP A LA “REINA DE LAS HISTORIETAS”
Si en España existe una cátedra universitaria para producir cineastas como el fenomenal Pedro Almodóvar, en Estados Unidos hay una universidad exclusivamente para ser mariachi, por qué en México, las universidades no estudian nada menos que a la “reina de las historietas”; la recuerda? La de Lágrimas, Risas y Amor. Si, doña Yolanda Vargas Dulché. Ella que fue leída por millones y millones de mexicanos, no se le cita ni se le habla con respeto, tampoco se le da su lugar, aún cuando verdaderamente es un fenómeno de masas que no ha sido estudiada. Es más, el mundo intelectual y cultural, le ha dado la espalda. Ella vivió creando y contando historias con sensibilidad especial. Es más, llevó su experiencia individual a sus historias, con las que muchos mexicanos se identificaron. Por lo tanto, ese es el valor de una obra que habría, no sólo estudiar, sino reivindicar. Eso y mucho más dijeron en la mesa redonda “Sociología de masas, entre la realidad y la ficción”, que se llevó a cabo en el Museo de Arte Popular, en el marco de la muestra-homenaje Yolanda Vargas Dulché. Contadora de historias, que estará abierta al público hasta el 31 de marzo, Gerardo Estrada, Álvaro Cueva, José Antonio Valdés Peña, Pável Granados, Laura Bolaños y Armando Ramírez. Vargas Dulché es tan importante y buena como autores del romanticismo europeo. Esos cuestionaban la moralidad de su época con argumentos críticos y sentimentales y eso es Rubí y Ladronzuela. Yolanda abarcó escenarios tan exóticos como los de Gustavo Adolfo Bécquer; llevó concordancia con el dramatismo de la situación como Alejandro Dumas y hablaron a través de otros pueblos y otras culturas. Eso es El pecado de Oyuki y Yesenia. Su obra hay que mirarla más allá de etiquetas, leerla, verla y disfrutarla con otros ojos, los de la inteligencia. Escribió más de 60 historietas, entre ellas Memín Pinguín con 372 capítulos. Ella que también fue cantante, vio que algunas de sus obras fueron llevadas exitosamente al cine y telenovelas. En lo personal, recuerdo a Yolanda como mi jefa, cuando compró el semanario Fígaro para hacerlo diario. Ahí coincidimos y trabajamos juntos; bueno, yo de empleado y ella, de dueña.
Comentarios Cerrados