SANTA MARÍA LA RIBERA, PRIMERA COLONIA DEL DF
Fue allá por 1859 cuando los ranchos de Santa María, De la Teja y Los Cuartos, propiedad de los hermanos Flores, fueron fraccionados para convertirse en la primera colonia de la ciudad de México destinada a albergar a la naciente clase media; su registro como tal aparece en los planos de la ciudad de México de 1861. Ahora, esta emblemática colonia enfrenta grave situación consistente en una paulatina “pérdida de identidad”, debido a los enormes cambios registrados por el crecimiento urbano. La construcción de grandes edificios multifamiliares y de vialidades mayores que la han partido en dos, comercios, burocratismo, venta de inmuebles originales, incremento de tráfico vehicular y sobrepoblación, han llevado a este antiguo orgullo arquitectónico de la capital mexicana a la pérdida de comunidad, de la tradicional reunión familiar y de la unión de vecinos, para dar paso a una cada vez más abrumadora individualidad. En esos términos se expresó Berta Tello al participar en la primera sesión del año del ciclo de conferencias «Arquitectura: memoria y futuro», que organiza la Dirección de Arquitectura del INBA. Tello, egresada de la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM, habló de los orígenes de la colonia y detalló las características de los espacios que conformaban aquellas primeras casas que habitó, desde mediados del siglo XIX, una naciente burguesía urbana: puertas, fachadas, pasillos, salas, comedores, cocinas, baños, vestíbulos y despachos, en diferentes estilos arquitectónicos, de acuerdo con la corriente imperante de la época. Con el paso de los años, los nuevos habitantes llevaron consigo sus negocios, en un principio familiares, que se convirtieron después en grandes empresas, lo que dio paso a la creación de una nueva clase social privilegiada en la ciudad. Durante el porfiriato, dijo Tello Peón, el auge económico aceleró el crecimiento de la colonia y dio mayores bríos a la construcción de inmuebles, con decorados en estilos art nouveau y art decó y con muebles generalmente importados de Europa. La Santa María la Ribera fue asiento de destacados artistas e intelectuales que encontraron inspiración para su obra creativa. También construyeron aquí, edificios como los museos de Geología y El Chopo, la Fundación Matías Romero, Casa de los Mascarones y una alameda que en 1910 recibió lo que hoy en día la distingue: el kiosco morisco. Finalmente, asentó que ahora, en La Santa María la Ribera vive gente interesada en recuperar la esencia de su colonia, rescatar sus monumentos y sus edificios históricos y culturales; urgió: Es un gran legado arquitectónico que debe darse a conocer, difundirse y estudiarse, sobre todo entre las nuevas generaciones.
UN DERECHO HUMANO, EL TEATRO
Serán escenificadas 45 obras en quince espacios del Centro Nacional de la Artes para celebrar el Día Mundial del Teatro, el venidero 30 de marzo, de las 10 a las 23 horas. Lo mismo habrá puestas en escenas dedicadas a niños que para adultos de amplio criterio. Así lo dieron a conocer Noel Díaz y Sergio Carazo, estudiantes de la Escuela Nacional de Arte Teatral, quienes estuvieron acompañados por Isabel Quintanar, coordinadora del Centro Mexicano de Teatro ITI-UNESCO; Álvaro Rodríguez, director general del Cenart, y Gilberto Guerrero, director de la ENAT. Tras asegurarse que el teatro debería ser un derecho de todos los seres humanos, se destacó que entre la obras que se presentarán gratuitamente son de la autoría de Emilio Urióstegui, Martín Acosta, Ray Nolasco, Indira Pensado, Patricia Dorantes, Georgina Botello, Pablo Cueto, Seña y Verbo, Juan Pablo Mazorra, Saúl Zamora Mayorga, Eurípides Enciso, Dina Pinedo, Claudia Fragoso, Jacqueline González, Mitzi Elizalde, David Gaitán, Ricardo Ruiz Lezama, Alberto Nájera y Fernando Morales García. También se programaron una serie de conferencias (si le interesan, cheque la página del Conaculta), además de que el 29 de marzo, a las 10, se llevará a cabo un desfile que invite a la gente a festejar al Día Mundial del Teatro en el Cenart. Partirá del Monumento a la Revolución y concluirá en la explanada del Palacio de Bellas Artes.
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