Le llegó el turno a la S, cuyo origen es la escritura jeroglífica egipcia. La representaban como lotos emergiendo de un lago. Cuando los fenicios la hicieron suya, le dieron una forma parecida a la actual w y la llamaron samek. Con el paso del tiempo, cuando los griegos se hicieron cultos, se adueñaron del alfabeto fenicio y a la letra s la dieron el nombre de sigma, además, la giraron 90 grados a la izquierda, de tal suerte que se parecía al 3. Cuando los etruscos hacen suyo el abecedario griego, le dan un giro hacia a la derecha a la citada letra. Es así como comenzaba a tener una similitud con la s que conocemos. Al transcurrir el tiempo, el imperio romano se roban al alfabeto de los etruscos, entonces, le dan la forma que conocemos.
Si a usted le atrae el terror, entonces puede asistir al Museo del Policía para presenciar las exposiciones del Vampirismo y Hombre Lobo, así como Asesinos en Serie. De 10 a 18 horas. Esta muestra, que incluye algunos de los más crueles vampiros mexicanos como Tlahuelpuchi y el Chupacabras. El término “vampiro” hace su ingreso en la historia en 1725 cuando en los registros de la parroquia de Berniz en Moravia. Por lo que toca al Hombre Lobo hay que señalar que de 1400 a 1700 Europa, en particular las regiones de Francia, Alemania fueron atormentadas por verdaderas epidemias de licantropismo. El licántropo es un ser humano que se trasforma en lobo. Uno de los casos más notables sucedió en Alemania a mediados del siglo XVI que tuvo como protagonistas a Peter Stubb, acusado de ser hechicero, un asesino y un hombre lobo.
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