La reforma energética aprobada tendrá graves implicaciones para la economía nacional; en términos de finanzas públicas se generará un boquete enorme porque las empresas transnacionales que participarán en este “gran festín de privatización del país” no pagarán los impuestos que Petróleos Mexicanos (Pemex) paga actualmente y que corresponden a cerca del 60 por ciento de sus ingresos por venta.
Ello fue informado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en comunicado de prensa en donde se señala que las grandes empresarios nacionales e internacionales que participen en esta privatización buscarán métodos de consolidación fiscal para evadir y reducir el pago de impuestos.
De acuerdo a Guadalupe Huerta Moreno, profesora- investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), para cubrir este déficit necesariamente se crearán nuevos impuestos que recaerán sobre la clase media, y en general el país sufrirá un alto nivel de empobrecimiento.
Consideró que con la privatización de Pemex culmina un largo proceso de privatizaciones que dio inicio en 1982 con Altos Hornos de México (AHMSA), siguió con Siderúrgica Lázaro Cárdenas “Las Truchas”, Fertilizantes de México (Fertimex), las instituciones bancarias, Ferrocarriles Nacionales de México (FNM) y cierra con Pemex, como “la joya de la corona”.
Afirmó que la producción petrolera era el último reducto de soberanía nacional que tenía México, de hecho, la factura petrolera fue puesta como garantía en 1994 cuando un grupo de bancos extranjeros, el gobierno estadounidense y el Fondo Monetario Internacional (FMI) otorgaron a México una línea de crédito cercana a los 50 mil millones de dólares para resarcir las pérdidas que los inversionistas internacionales tenían en derivados y otros instrumentos de deuda pública; algo que ya no será posible después de esta reforma.
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