Danzón

El sábado caminaba por la Ciudadela, a eso de las dos o tres de la tarde, percatándome que en el parque pegado al Mercado de Artesanías, cada sábado se reúne un gran número de personas mayores (incluso se ve uno que otro joven y niño) para bailar danzón. Muchos aún usan la vestimenta típica asociada al baile, las mujeres van de vestido largo, muy arregladas y con un abanico para alejar el calor en lo que esperan ser invitadas a danzar; los hombres con zapatos muy parecidos a los que se usan para jugar boliche, pantalón de vestir colorido, algunos chalecos y sombrero.  Pero ¿qué más sabemos del danzón? El Danzón surge oficialmente en Cuba alrededor de 1879 en manos de Miguel Failde, al tocarse en el Liceo de Matanzas “Las altura de Simpson”, pero para que esto se diera al danzón tiene años de gestación ente las danzas criollas en la zona del Caribe, danzas comúnmente bailadas por negros africanos o mulatos, con movimientos sensuales bajo un ritmo continuo.  A México llega por cubanos inmigrantes en tierras yucatecas, aunque su mayor apego lo tuvo en Veracruz. En México los danzoneros (bandas que típicamente tocan danzón) se distinguen del cubano por agregarle el sonido de saxofón, incluso a veces marimba o mariachi; teniendo como himnos mexicanos de este género el “danzón No. 2” o el “No. 8” que es una interpretación a la música de Ravel, “Pulque para dos”, “Amor de mi alma”, entre otros.