Muchos dijeron que esos hielos eran eternos, sin embargo, el Cambio Climático vino a demostrar que los glaciares son recursos naturales frágiles que al perderse modifican los ecosistemas y causan graves pérdidas económicas a los humanos. Eso es lo que padecen habitantes de municipios aledaños al Popocatépetl, Iztaccíhuatl, Nevado de Toluca y Pico de Orizaba. Especialista de las Universidades Autónoma Metropolitana (UAM) y su programa de Sierra Nevada, Nacional Autónoma de México (UNAM) y Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), el Popocatépetl e Iztaccíhuatl han perdido 8 y 4 glaciares, respectivamente, en los últimos 15 años. Jacobo Espinosa Hilario y Elena Burns, miembros del Proyecto Sierra Nevada, recordaron que en 1995, el Iztaccíhuatl contaba con 11 glaciares y en 2010, sólo le quedaban tres; el Popo, tenía 5 y le queda uno.
Esa es la realidad Apuntan que en la medida que se fragmenta y desaparece el bosque, la temperatura se eleva y los hielos acaban, lo que repercute negativamente en el resto de la biodiversidad. Los miembros del Proyecto Sierra Nevada recuerdan que la gente afirmaba, hace 20 años, que esos hielos eran eternos. Sin embargo, ahora se sabe que no tardarán en desaparecer en su totalidad. Probablemente para el 2015. Explican que del año 2000 al 2005, el volumen del agua que bajaba del Popo e Izta ha disminuido en más del 45 por ciento. Por lo que el líquido que llegaba a los 5 sistemas de captación se redujo en 832 millones 275 mil litros. Entre los más afectados por esta tragedia medioambiental están Amecameca Tlalmanalco, Ayapango, Atlautla, Ecatzingo, Juchitepec y Ozumba, entre otros. Para el especialista de la UNAM, Hugo Delgado Granados, la pérdida de los glaciares en forma acelerada es una verdadera desgracia, por los problemas que se ocasionarán y porque éstos son únicos en el mundo, toda vez que se encuentran a 19 grados latitud norte.
Explicó que en 1999 se hizo una medición de los glaciares del Izta; se comprobó que tenían 70 metros de profundidad y para 2004 únicamente tenían 40 metros. Se habían perdido 30 metros de espesor. Esto es de alarmarse porque esa cantidad de había perdido con antelación, pero en un periodo de 55 años y ahora, en un lustro. Ante esta situación, se puede decir que el Pico de Orizaba perderá todo su hielo en unos 30 ó 40 años a más tardar, según el científico de la UNAM. La transformación de los colosos es un indicativo que permite analizar, detectar y comprender el Cambio Climático mundial y los efectos en los ambientes locales. Detalla que entre las consecuencias de la extinción de los glaciares está la disminución de entre el 10 y 30 por ciento de los recursos hídricos y del 20 al 30 por ciento de especies de plantas de los ecosistemas de montañas.
Además de que se incrementará el calor, erosión y desertificación de las montañas. Al desaparecer las cimas blancas en los volcanes, la radiación solar se absorbe toda y eso aumentará la temperatura y un Cambio Climático local, con inhibición de precipitación pluvial, mayor calor y erosión de montañas. El Cambio Climático que afecta a las citadas montañas es grave, porque por ejemplo, el deshielo de febrero de 2010 contribuyó grandemente a la inundación por el desbordamiento de los ríos San Rafael y San Francisco, debido a que fue un año atípico, según José Luis Luege Tamargo, titular de la Conagua, pero para el 2011, la situación fue muy diferente, pues el escurrimiento disminuyó en 60 por ciento.
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