Los desechos que arroja el ser humano a los océanos y el cambio climático amenazan la vida de los organismos que habitan el arrecife de coral, tanto los corales como su fauna y flora, incluidas macroalgas y la pradera submarina tropical, advirtió Susana Enríquez Domínguez, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.
Tenemos un planeta que incrementa progresivamente su temperatura. Este fenómeno ejerce un grave estrés, sobre todo en las especies constructoras del arrecife de coral: los corales, los más afectados por ese aumento.
Indicó que se trata de un sistema que ha mostrado enorme fragilidad ante el cambio climático, en especial ante el calentamiento global, añadió la bióloga, adscrita a la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales Puerto Morelos, en Quintana Roo.
Explicó que ese sistema es eficiente y robusto si el ambiente es oligotrófico, es decir, si tiene poca disponibilidad de nutrimentos para mantener el crecimiento vegetal de algas, pastos marinos e incluso de las microalgas que viven en simbiosis con los corales.
Sin embargo, el crecimiento urbano y el mal manejo de los residuos que se producen en los hoteles tipo resort enriquecen en nutrientes estos ambientes, con lo que se modifica su naturaleza y se permite que especies oportunistas de rápido crecimiento, incluso de orígenes ajenos, sean las que tomen el relevo y cambien la comunidad de organismos, lo que afecta a esos ecosistemas tropicales. Por ello, el ser humano es su principal amenaza.
En comunicado de prensa, la UNAM, detalló que a nivel local esa situación constituye el mayor peligro, pues el valor paisajístico hace que la industria turística ejerza una fuerte presión en la mayoría de los países que tienen arrecifes de coral en sus costas.
Otros riesgos asociados a la presión turística y antropogénica local son la sedimentación, los encallamientos que afectan directamente su estructura y la contaminación por uso y abuso de combustibles fósiles para abastecer el incremento de tráfico marítimo (embarcaciones de recreo y cruceros).
De estas amenazas, las más graves son la fertilización y el incremento de residuos urbanos, sobre todo jabones que afectan al ambiente arrecifal, pues favorecen el desarrollo de especies oportunistas –incluidos microorganismos– y cambian su naturaleza, reiteró.
“Esta condición también aumenta la presencia de organismos patógenos y, por tanto, la incidencia de enfermedades; además, afecta negativamente las tasas de calcificación y el estado fisiológico de la mayoría de las especies que ahí habitan. De igual manera, propician la subsistencia de otras oportunistas, como algas que crecen rápidamente por encima de los corales y compiten con ellos por luz y espacio”, ahondó.
La contaminación causada por los residuos deriva en un cambio de fase en el ecosistema, donde pocas especies que no deberían vivir ahí se vuelven abundantes, mientras las nativas pierden protagonismo.
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