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Evalúan potencial biotecnológico de organismos extremófilos

En ambientes catalogados como extremos, la doctora María Asunción Lago Lestón, especialista del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), ubicado en el estado de Baja California, al norte de México, analiza la presencia de organismos microbiológicos y su potencial para aplicarse en el campo de la biotecnología.

La investigadora, perteneciente al Departamento de Innovación Biomédica, explicó que uno de los objetivos de su estudio es la caracterización de dos tipos de ambientes extremos, es decir, aquellos que presentan condiciones que no son óptimas para la vida.

Dijo que “en este tipo de ambiente normalmente habitan organismos microbiológicos, es difícil que habite otro tipo de organismos, no es muy diversa la vida pero aquellos grupos que están adaptados a vivir en estas condiciones suelen ser abundantes”.

Indicó que a partir de esos ambientes, se estudian los mecanismos que permiten a los organismos subsistir bajo condiciones extremas, ya que dichos procesos pueden ayudar a encontrar algún tipo de bacteria o gen de utilidad biotecnológica.

Lago Lestón aclaró que la investigación que lidera no va en busca de una aplicación biotecnológica específica, sino que se desarrollan labores de bioprospección para encontrar moléculas que con antelación no se conocen.

Dijo que “cuando se empieza a estudiar estos organismos muchas veces no sabemos cómo se comportan y cómo pueden sobrevivir a estas condiciones, se encuentran mecanismos nuevos, proteínas nuevas o simplemente obtenemos información de esas estrategias de supervivencia”.

Además, existe complejidad para cultivar a los organismos y aislarlos, por lo que se toman las muestras, se extrae el ADN de los organismos, se caracteriza su genoma y se analiza qué genes contienen, para después determinar cómo están funcionando.

La investigadora ejemplificó con el caso de la bacteria Thermus aquaticus, descubierta en ambientes de agua muy caliente, en el parque nacional estadounidense Yellowstone, cuyas enzimas realizan el proceso de polimerización —entre otros— a temperaturas muy altas.

“Hoy en día esa enzima se conoce como Taq polimerasa, viene de esta bacteria extremófila y se usa de forma rutinaria en laboratorio para hacer la famosa técnica del PCR (reacción en cadena de la polimerasa), porque funciona a temperaturas de hasta 90 grados Celsius sin desnaturalizarse”, detalló.

Uno de los ambientes extremos en los que se desarrolla la investigación de la doctora María Asunción Lago son las salinas conocidas como “de interior”, las cuales tienen características distintas a las típicas salinas costeras.

La investigadora mencionó que se trata de lagunas que se crearon hace miles de años, cuando algunos mares se estaban formando y otros dejaban de existir, lo que provocó inundaciones consecutivas y, posteriormente, por lluvias, algún río o lago subterráneo, se forman las salinas y salen a la superficie.

Indicó que las salinas objeto de su estudio se localizan en la península Ibérica, en España, y en la zona conocida como Laguna Salada, en el municipio de Mexicali, Baja California, ambientes hipersalinos donde el agua puede ser hasta cinco veces más salada que el agua de mar.

El otro tipo de organismos extremófilos es estudiado en sedimentos procedentes de tres chimeneas volcánicas localizadas en el golfo de Cádiz y de chimeneas hidrotermales del golfo de California, lugares donde ya cuentan con algunas muestras que se están procesando y preparando para después secuenciarlas.

“Se buscan algunas moléculas que ya sabemos que pueden existir pero estaríamos abiertos en cuanto a sus aplicaciones biotecnológicas porque todavía no tenemos caracterizadas esas comunidades y los genes que están produciendo”, subrayó la investigadora.

 

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