Existen profesiones respetadas en el mundo de la bebida, graduados universitarios dedicados al mundo del alcohol, desde su proceso de creación hasta las recomendaciones más finas para su disfrute. Quizá una posible carrera para muchos de nuestros queridos lectores. Aunque lamento disminuir su entusiasmo, no todo es tan fácil como suena, para ser enólogo hay universidades que piden como requisito la licenciatura en química, ingeniería agrónoma, farmacia o biología; y para ser sommelier, los requisitos son menos rigurosos pero, también, con implicaciones educativas altas. ¿La diferencia? Un sommelier es el catador, aquel que sabe de vinos, aroma, cuerpo, qué va con cada comida, atento a cada paladar, es el encargado de hacer del consumo de vino (y actualmente de otras bebidas) una experiencia inolvidable; mientras que el enólogo es el encargado del proceso, es experto en temperaturas, maderas, embotellados, bodegas, almacenajes y todo lo que un buen vino necesite. Y como seguramente muchos de ustedes ya desistieron de convertirse en expertos certificados y prefieren algo más amateur, les comento un poco sobre las características básicas de un vino: el aroma (los hay afrutados, balsámicos, florales, vegetales, maderizados, especiados), el aspecto (color: brillante, nítido; contenido de alcohol: piernas, lagrimas; además puede ser tranquilo, frizante o espumoso) y, finalmente, la sensación (áspero, cálido, equilibrado, con cuerpo, seco, ligero, vivo, etc.) Así que: ¡salud! y a practicar.
Que mal articulo, deveria quemar a quien lo escribio por tonta