La mayor responsabilidad que deben tener las y los biólogos en México es generar una agenda de largo alcance, centrada en el manejo sustentable de los ecosistemas acuáticos y terrestres y de sus servicios ambientales, sostuvo Alma Lilia Fuentes Farías, directora del Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales (INIRENA) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Indicó ello al afirmar que el biólogo se ha constituido además en el mayor divulgador del conocimiento y es responsable de construir una actitud de respeto y conservación de la naturaleza. Ésa es su función social.
Expreso lo anterior en el marco del Día del Biólogo que se conmemoró el 25 de enero; y que éstos profesionales de las ciencias biológicas se han convertido en pieza fundamental para la generación de nuevos conocimientos científicos y para el abordaje multidisciplinario de problemas que frenan el desarrollo regional en México y en el mundo.
La especialista reconoció que en un pasado no tan lejano se consideraba en México como una profesión con pocas posibilidades de éxito profesional y económico. Incluso posgrados en alguna especialidad de Biología. Eso, aseguró, ha cambiado y hoy son notables académicos, investigadores, científicos, divulgadores y funcionarios públicos.
En comunicado de prensa, Lilia Fuentes detalló que habitualmente una salida al campo se prepara a conciencia. Previamente se profundiza en los conocimientos necesarios sobre las condiciones de la zona a estudiar, el tema que será objeto del trabajo, el itinerario más indicado y se define el lugar elegido que será aquél que se ajusta a las necesidades del protocolo de investigación.
En algunas investigaciones la «excursión» lleva, semana tras semana, durante meses, a los mismos 20 metros cuadrados de bosque o a la misma charca que los biólogos acaban por conocer palmo a palmo. La “salida” requiere con frecuencia una buena dosis de reciedumbre, resistencia física y emocional e incluso buen humor, pues las condiciones climáticas no son siempre las deseadas y se requiere, a veces, que la toma de muestras se realice con una periodicidad determinada.
El rigor y la precisión en la recolección del material y de todos los datos observados son exigencias inherentes al trabajo de las y los biólogos. Un error, un descuido, una concesión a la pereza pueden destruir muchos días de trabajo o pueden conducir a interpretaciones inexactas de los datos, aseveró la directora del INIRENA, explicó.
Como en otras ciencias, el trabajo experimental en el laboratorio es también ámbito del biólogo. Allí, dijo, son características del trabajo mismo la exigencia de una estricta disciplina, orden, limpieza, cuidado de los pequeños detalles, habilidad manual, constancia, etc. Es de un gran potencial formativo.
Otra esfera de trabajo fundamental es la docente. Y es que hoy en México se reconoce que un porcentaje muy alto de biólogos se dedican a la enseñanza. Su importancia radica en que las y los profesores en buena medida son responsables de “engendrar” formas distintas de pensar. La función no se limita a «dar una clase».
Finalmente, para describir el quehacer del biólogo, citó a L. Montuenga (1987) indicando que “los biólogos estudiamos a los organismos vivos a distintos niveles de organización iniciado desde el nivel de las moléculas que los conforman hasta su participación como elementos fundamentales de los ecosistemas. Esto imprime a nuestra profesión una gran versatilidad. Los conocimientos aportados por la Biología son tan amplios, complejos y diversos como lo es nuestro objeto de estudio, el mundo de los seres vivos, y los múltiples enfoques desde los que se abordan”.
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