La fertilización con fosfito en las plantas de algodón, que expresan el gen ptxD, favorece su sano crecimiento y les permite superar en suelos naturales a distintas especies de malezas, reveló un estudio de Stela Genomics, en colaboración con la Universidad de Texas A&M y el Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad del Cinvestav en México.
Cabe mencionar que el control de malezas y el creciente problema de su resistencia a herbicidas son de los principales retos que enfrentan los productores de algodón en varias regiones del mundo, especialmente Estados Unidos, Argentina y Brasil, lo que representa todo un reto para los productores de granos básicos como algodón, maíz o soya.
Por ello, se trata de impulsan nuevas estrategias agrícolas para fertilizar de manera selectiva a los cultivos para hacerles llegar los nutrientes necesarios a las plantas de algodón, controlar el crecimiento de malezas circundantes y reducir el uso de herbicidas.
En esta investigación se contó con participación de los doctores Damar López Arredondo, directora de Investigación de Stela Genomics; Luis Herrera Estrella, del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad del Cinvestav, y Keerti Rathore, de la Universidad de Texas A&M, quienes reportaron los resultados de la investigación, con el título “Selective fertilization with phosphite allows unhindered growth of cotton plants expressing the ptxD gene while suppressing weeds” (La Fertilización selectiva con fosfito permite el crecimiento sin obstáculos de plantas de algodón que expresan el gen ptxD, mientras suprimen a las malezas).
En él, los científicos demostraron que, bajo la fertilización selectiva con fosfito, las plantas de algodón que expresan el gen ptxD superan en suelos naturales a tres especies distintas de malezas introducidas intencionalmente en los experimentos, así como a malezas presentes de forma natural en los suelos probados.
“El sistema de ptxD/fosfito demostró ser altamente eficaz para suprimir el crecimiento de una de las malezas más agresivas que dañan la agricultura, llamada Amaranthus palmeri, que es resistente al glifosfato, el herbicida más utilizado en la actualidad”, destacó Rathore.
López Arredondo destacó que las plantas de algodón que expresan el gen ptxD utilizan el fosfito como su única fuente de fósforo, mientras que las malezas son incapaces de hacerlo, por lo que este sistema representa una forma eficiente de promover sólo el crecimiento de los cultivos modificados, en este caso el algodón, y suprimir el crecimiento de malezas que crecen a su alrededor.
La investigadora precisó que las plantas transgénicas que expresan este gen adquieren la capacidad de convertir el fosfito en fosfato, que es la fuente de fósforo de las plantas y un elemento limitado en la Tierra.
Esta es una de las características del sistema que lo hace altamente eficiente, pues a través del uso de fosfito podemos lograr nutrir el cultivo y suprimir el crecimiento de la maleza, señaló.
“Los resultados presentados demuestran claramente que el sistema ptxD/fosfito es altamente eficaz para suprimir malezas en suelos naturales con bajo contenido en fósforo, incluidas las que son resistentes al glifosfato y al mismo tiempo permitir un mejor crecimiento de las plantas de algodón que contienen el gen ptxD, debido a una menor competencia de las malezas que han sido debilitadas”, dijo.
Con más de 250 especies de malezas resistentes a los herbicidas actualmente disponibles, hay una creciente preocupación sobre la efectividad de las tecnologías desarrolladas por compañías como Monsanto, DuPont o Syngenta, entre otras.
El sistema ptxD/fosfito es una novedosa tecnología agrícola desarrollada por una empresa orgullosamente mexicana y representa una alternativa efectiva para suprimir el crecimiento de malezas resistentes a herbicidas, las cuales pueden llegar ocasionar pérdidas en los cultivos del 30% al 100%.
Al comparar el fosfito con el fosfato, señaló Herrera Estrella, el primero tiene una mayor solubilidad y una mejor tendencia a unirse a componentes del suelo. Por lo tanto, es posible usar cantidades menores del fertilizante sin sacrificar los rendimientos de los cultivos.
Incluso, si parte del fosfito aplicado en el campo terminara en arroyos, ríos, lagos o mares, las especies de algas serían incapaces de utilizarlo como fuente de fósforo, lo que evita la proliferación de algas tóxicas que mata a los peces y otras criaturas en los cuerpos de agua. Además, estos fosfitos se convierten lentamente en fosfatos de manera natural, por lo que no tienen un efecto tóxico, destacó Herrera Estrella.
“A lo largo de los años, ha quedado muy claro que existe una necesidad urgente de sistemas alternativos de supresión de malezas para mantener la productividad de los cultivos, mientras se reduce el uso de los herbicidas y de prácticas como la labranza. Este desarrollo, también aliviará algunas de las percepciones negativas asociadas con el uso de genes de resistencia a los herbicidas”, puntualizó Herrera Estrella.
López Arredondo destacó que la tecnología desarrollada es una de las más prometedoras de los últimos tiempos que puede ayudar a resolver muchos de los problemas biotecnológicos, agrícolas y ambientales que enfrentamos actualmente.
El verdadero reto ahora es demostrar la efectividad de esta tecnología en el campo para el cultivo de algodón en suelos con bajo contenido de fósforo. Los esfuerzos se enfocan en realizar estos ensayos en Estados Unidos y México con el cultivo de algodón, mientras que se desarrollan otros cultivos como la soya, la caña de azúcar y el maíz, finalizó López Arredondo.
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