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Irma Vila

Depre-923-Irma-VilaA fines de la década de los sesenta o inicios de los setenta, las radiodifusoras mexicanas divulgaban la canción “Me das una pena” en voz de Marco Antonio Vázquez, tal producción, que parecía una novedad, es en realidad creación de Jesús Monge Ramírez (Chucho Monge). La misma pieza es parte musical en la película “Canta y no llores” de 1949 con dirección de Alfonso Patiño Gómez, producida por Clasa Films Mundiales (México). El argumento es obra corresponde a: Alfonso Sierra, Mane Águila, Guz Ortega, Carlos Patiño Gómez con guion de Alfonso Patiño Gómez; la dirección de fotografía fue responsabilidad de Agustín Martínez Solares y la música de Rosalío Ruiz y Federico Ramírez. Con duración variada según diversas fuentes 79 a 82 minutos, el reparto lo constituyen: Carlos López Moctezuma, María Gentil Arcos, Rodolfo Landa, Ángel Infante, Jaime Jiménez Pons, Diana Ochoa, Manuel Noriega, José Escanero, Nelly Montiel, Irma Vila, Felipe De, David Lama, Lucerito Bárcenas.

En “El mariachi. Símbolo musical de México”, Jesús Jáuregui (Instituto Nacional de Antropología e Historia, Conaculta, Taurus. 2007) en las páginas 124 y 125 correspondientes al capítulo “Cómo se inventó el género ‘mariachi’.”, menciona a la cantante mexicana Irma Vila cuyo nombre real era Armida Rojo Gamboa (1916-1993), nacida en San Blas, Sinaloa, quien, prácticamente desconocida en México disfrutó del éxito en España: “El éxito de Irma en España fue clamoroso. En Madrid primero, en Barcelona después, y luego en toda la Península Ibérica no se hablaba de otra cosa que ‘del famoso falsete de Irma Vila’. Encabezó brillantes espectáculos, que incluían mariachis, charros auténticos traídos de México y toda una compañía de grandes artistas. Recorrió en triunfo varias veces la Península, Francia y el Norte de África.” (Citado de Aníbal Gallegos, “Irma Vila”, Nosotros los mexicanos… Ensayos psicopáticos, Bartolomeu Costa Amic, Editor, México, 1965: 243-245). Y añade: Jesús Jáuregui: “”Si bien esta cantante —promocionada como ‘La voz de Mejico’— tuvo poco reconocimiento en su patria, grabó varios discos para la sucursal española de la RCA Victor, para la Compañía de Gramofón Odeón de Barcelona y un acetato para la aerolínea Iberia. Actuó en el cine español en Canción de Medianoche; en México protagonizó Canta y no llores (1949) y tuvo intervenciones musicales en Canasta uruguaya (1951).

Y retoma (a manera de pie de foto en la página 124 de la obra mencionada): “Irma Vila y sus ‘mariachis’. En su camerino y durante los instantes que después de los cambios de trajes le quedan libres, con una exquisita amabilidad y la zalamería de su charla, nos cuenta que está encantada en España. Su mayor ilusión es triunfar siempre, y ya que su alma de artista le llevó a interpretar las típicas canciones mejicanas, luciendo las portentosas facultades de su garganta, que parece tiene un doble registro, pues juega a la perfección las octavas musicales, nuestra simpática Irma aquí va tomando ya carta de naturaleza. (Sala Verdaguer, 1950: 3-4).”

Me das una pena

Las penas se vuelven buenas, / cuando se adueñan del corazón, / que si han echado raíces, / son cicatrices sin curación, / hay penas que duelen tanto, que hay que obligarlas a florecer, / regarlas de vez en cuando, / con odio vertido en llanto, / que no dejen de doler.

Me das una pena, / tan onda y tan grande, / porque fuiste buena, / y ya no serás, / a veces quisiera, / matarte y matarme, / a veces quisiera poder olvidar.

Irma Vila repite: Me das una pena… y así termina.

David Zaizar amplía (Marco Antonio Vázquez modifica algunas palabras que trastornan el sentido de la letra):

No quiero dejar de odiarte, / porque me quiero acordar de ti, / y no quiero despreciarte, / porque tal vez me desprecie a mí. / Estoy muy agradecido, / porque tu amor me enseñó a llorar, / canario que ya ha sentido, / que el sol no calienta el nido, / pone el alma en su cantar.

Me das una pena…

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