Segunda mirada. Acrílica sobre papel. 15 x 23.3 centímetros.
Ejército marrón que con tres nudos ataran Velicatá a San Francisco, y que, de a dos en dos, marcaran la huella con cilicio de fe.
Pimería, Tarahumara, California… cientos, miles de cruces anónimas: cruces de fe, cruz por el mártir, cruces para los aberrantes crímenes.
Junípero Serra. El hábito es coraza de la fe eternizada humanamente afianzada a lo largo de un sendero sembrado con veintiún cruces.
Puño alado sobre el níveo papel donde deposita el hacer en el surco de la Historia. Serra: abridor, buscador, fundador.
Senda nacida en Iberia, hiende el mar para reiniciar en la tierra-fuego, en el horno caliente.
-oo-
Mártir silente, tenaz, fiel a su orden, transita lentamente hasta consumar el sacrificio para recibir por sustento el engaño, por bebida la burla y contra la intemperie la traición.
Acoge su último sol tendido sobre los tres burdos tablones, oculto en la pelada cripta que es su celda. Punto para una vida, final aterrorizante ante la gloria.
Celda franciscana. Crisol hacia el infinito en donde lo rústico ennoblece la misión. Cruz en reposo, heraldo en el tránsito por lejanías ignotas.
Luz hermanada a soledades, penumbra abierta, encajonada en el breviario; trémula en la espera, anticipa, presagia el hacer.
Tumba franciscana. Soledad definitiva marcada con la vertical y el travesaño: una blanquecida piedra te aísla.
Sobre tí calores y lluvias, dolores y fríos, vientos y esfuerzo…
Hermano perdido en remotas tierras, lejano en el tiempo; sueño de polvo reducido a olvido, máscara desdibujada de hombre ausente. Por hoy la pena junto a tí nos cubre, al ignorante muerdes el alma. Danos de tu pan, serena a quien en la distancia te extraña, a quien sin conocerte le faltas.
Francisco Palou. Historiador de legajo lumínicos para reconstruir las sandalias empolvadas en veintiún lejanías; biógrafo vedado por la grandeza ajena.
Pluma paciente y fiel, tinta color de antaño que restituye los brillos sobre el retrato opaco del recuerdo. Angustia para no olvidar, voz de hermano, sin tí ¿en dónde las penas? Evangelista de “El Camino Real”: él junto a tí, tú junto a él, por siempre.
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