En marzo de 2011, Japón enfrentó las consecuencias de un terremoto y tsunami que devastaron toda la región del norte. De los principales daños se encuentran los efectos de las afectaciones a la planta nuclear de Fukushima, la cual, expulsó fuertes cantidades de radiación, provocando el desplazamiento de miles de personas.
Tras un año de la tragedia, científicos han dado a conocer las condiciones actuales del ambiente en Fukushima; ya que, como bien demostró el accidente nuclear de Chernóbil (1986), tras un acontecimiento de esta magnitud, las consecuencias pueden perdurar durante años.
Se utilizaron mariposas para medir el efecto, tomando en una primera etapa una muestra control de 100 mariposas inmediatamente después del accidente, y en una segunda, contrastada con una muestra recolectada meses después. El resultado, publicado en la revista Nature, es devastador, el 12% de la muestra control mostraba algún tipo de mutación, que iba desde cambios en el tamaño, en el color, hasta daños en las alas, cuerpo y ojos.
Posteriormente, se analizaron las mariposas que habían resultado de la reproducción de las mariposas control (tanto con mutaciones como sin), y los índices de anormalidad se elevaron al 34%.
Continuando con la segunda etapa, para septiembre de 2011, resultó que la evolución de las mutaciones se había elevado a un 28% de las mariposas recolectadas, y a un 52% de su descendencia.
Mutaciones que fueron replicadas en laboratorio, para asegurar que en efecto se tratara de daños producidos por exposición a actividad nuclear. Dando como resultado que, en efecto, Fukushima está fuertemente contaminada, y que aún no conocemos los grados de radioactividad y los efectos que pueden alcanzar.
Comentarios Cerrados