María Sabina fue nieta y sobrina de importantes chamanes, por herencia aprendió el arte de curar a través de hongos divinos, o niños santos (como ella les llamaba). Su curación tenía un ritual específico: debía ser en la noche, con imágenes de santos y acompañado de cánticos
La oaxaqueña logró dominar el uso de hongos de tal modo que era conocida como “la mujer del libro blanco” (llamada así por Juan Rulfo) o la “sabia de los hongos”
María se convirtió en un símbolo de la liberta y de uso de alucinógenos después de haber guiado por un viaje al antropólogo Gordon Wasson. Esta fama trajo consigo un sinnúmero de turistas a la sierra sur de Oaxaca, junto con una visión más consumista y menos espiritual.
Sabina murió a los 91 años en la pobreza total. Una pobreza que no se entiende si a la fecha tiene tantos seguidores, tantas playeras, posters y demás mercancía con su imagen; sólo podemos asumir que se explotó su imagen, su sabiduría sin mayor interés que el comercial, el de la moda.
Seguramente fue esta “moda” o consumo banal, la que la llevó a lamentar la pérdida de los poderes divinos de los hongos, poco antes de morir.
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