México se ha desarrollado prácticamente dándole la espalda al mar, sin embargo, por la gran extensión de océanos que posee, se convierte en un país extremadamente sensible al cambio climático, aseveró la secretaria de Investigación y Posgrado del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Norma Patricia Muñoz Sevilla.
Indicó lo anterior al dictar la conferencia magistral “Cambio climático y elevación del nivel del mar”, en el Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD), y señaló que la elevación del nivel del mar, debido al calentamiento global, podría impactar al 46.2% de la porción mexicana en el Golfo de México.
Añadió que la mitigación es complicada porque requiere de acciones de la sociedad muy importantes, pero también demanda de la participación de instancias gubernamentales, organismos e instituciones como el Politécnico para realizar estudios científicos e investigaciones que permitan ayudar a las autoridades al diseño de políticas que incidan en el freno del deterioro ambiental.
Puntualizó que para afrontar el cambio climático en materia de ciencia e investigación, se requiere mayor inversión para tener más efectos sobre los ecosistemas, especialmente en áreas vulnerables (costas e islas), así como impulsar el desarrollo de estudios sobre las zonas bajas de la costa, incrementar el financiamiento y establecer redes de trabajo institucionales.
Además, agregó, se debe tomar en consideración que la temperatura global media continúa creciendo; el incremento entre 0.3 y 0.6 °C en los últimos 140 años ha generado el aumento del nivel del mar de entre 10 a 25 centímetros.
Por ello, dijo, es imprescindible reducir las emisiones de bióxido de carbono, las cuales actualmente en promedio ascienden a 368 partes por millón (ppm), ya que de no estabilizarse se corre el riesgo de que en 2050 lleguen a las 1000 ppm.
La funcionaria politécnica señaló que no se pueden disociar los efectos del cambio climático y la elevación del nivel del mar en zonas costeras en los ecosistemas y las comunidades, pues las repercusiones se relacionan con inundaciones, erosión acelerada de playas, presencia de fenómenos meteorológicos extremos, pérdida de humedales y manglares, cambios en la abundancia de peces y dinámica poblacional, impactos en arrecifes e islas y blanqueamiento de corales.
En tanto que en las comunidades se presentan riesgos a la vida humana y afectación a propiedades, desplazamiento de millones de personas que habitan zonas bajas en áreas costeras, impactos a comunidades dependientes de recursos pesqueros, erosión y pérdida de playas, daños a la infraestructura turística e impactos a la agricultura.
Consideró que por falta de planeación, los huracanes son una de las fuentes principales del deterioro de la zona costera y de pérdidas de vidas, infraestructura y económicas, ya que se sigue concibiendo esa área como un espacio idílico para disfrutar y se han construido grandes hoteles, lo que ocasiona enorme erosión de las playas y rompe el equilibrio con el mar; además, esos desarrollos generan gran cantidad de desechos urbanos y muchos de ellos son vertidos directamente al mar, provocando contaminación.
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