Considerada el símbolo floral de la Navidad, la flor de Nochebuena y que en algunos países signo de amistad, es una planta de origen mexicano cuya historia, domesticación y diversidad genética se han estudiado poco.
Actualmente, las nochebuenas que fueron introducidas a Estados Unidos y al resto del mundo han sido modificadas por el manejo local, mejoramiento genético y biotecnología, lo que ha dado origen a más de 300 cultivares.
Muchas personas gustan de tener estas plantas en sus hogares en estas fechas decembrinas, pero, poco se imaginan que sus plantas, y la mayoría de las que se encuentran disponibles en el mercado en esta época, fueron genéticamente modificadas por empresas extranjeras, pese a su origen mexicano.
Esta es la historia de una planta mexicana que es amada en todo el mundo por ser el símbolo de la Navidad y amistad en algunos países, pero cuya historia, domesticación y diversidad genética se han estudiado poco.
Su nombre científico es Euphorbia pulcherrima, pero en los países de habla hispana es conocida como nochebuena, una de las plantas cultivadas y comercializadas con propósitos decorativos (ornato) que, de forma silvestre, crecen en los bosques tropicales de las costas del Pacífico, desde Sinaloa, en México, hasta Guatemala. También en el norte de Guerrero y Morelos.
Además es una de las plantas de ornato de mayor importancia económica en el mundo. Sus ventas anuales superan los 100 millones de dólares en los Estados Unidos, debido a que es el símbolo floral de la Navidad.
En México la actividad económica vinculada con esta especie produjo más de tres mil empleos directos y condujo a la venta de 30 millones de plantas, equivalente a más de 23 millones de dólares, cuya producción se concentra en los estados de Morelos, Michoacán, Ciudad de México, Puebla, Jalisco, Estado de México y Oaxaca, que producen alrededor de 30 variedades.
Su historia está documentada desde la época prehispánica, en los tiempos del auge del imperio Azteca, cuando esta especie era llamada cuetlaxochitl, que en náhuatl significa «flor que se marchita» y era considerada un símbolo de pureza, aunque también se empleaba para curar algunas afecciones de la piel.
De acuerdo con la investigación titulada Datos históricos y diversidad genética de las nochebuenas, publicada en la Revista Mexicana de Biodiversidad, la planta de nochebuena era cultivada en los jardines de Nezahualcóyotl y Moctezuma. Años después fue incorporada por los frailes franciscanos de Taxco a la celebración del nacimiento de Jesús, debido a que su época de floración coincide en fechas de festividades decembrinas.
Sin embargo, el conocimiento de esta planta a nivel internacional ha sido atribuida a Joel Roberts Poinsett, quien fue el Primer Ministro de los Estados Unidos en México en 1825.
Laura Trejo, investigadora del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y una de las autoras de la investigación, detalló que Roberts Poinsett, siendo parte de la sociedad científica de América, aprovechó que estaba en Filadelfia y pidió hacer una expedición en México, recorriendo las rutas de Humboldt.
Señaló que “vinieron varios naturalistas interesados en la minería y químicos, zoólogos. Siguieron la ruta de Humboldt de lo que era el centro de México hacia Guerrero. En esta expedición recolectaron muchas plantas, animales, minerales y demás. Cuando Poinsett regresa deciden mandar la planta de nochebuena a lo que es el jardín botánico más importante de ese entonces que es el de Bartram y ahí llegan las plantas. Lo que no se sabe es qué pasó en México, quién exactamente las mandó”.
La incertidumbre de los hechos se centra en que estos ejemplares no estaban bien etiquetados, por lo que se desconoce con exactitud quiénes recolectaron la planta, pero se suponía que eran de Poinsett, porque también envió algunos ejemplares a su casa, en Charleston, Carolina del Sur.
Una vez que la nochebuena llegó a los Estados Unidos se comenzó a escribir sobre la peculiar planta de flores rojas proveniente de México, pero allá fue presentada con el nombre de Poinsettia pulcherrima, en reconocimiento a Poinsett.
Aseguró que “en 1889 los estadounidenses la presentaron en su feria de flores y frutos. Como Poinsett era el personaje más relacionado con esta planta, pues le ponen poinsettia en honor a él. La planta a partir de ese momento comienza a ser cultivada en invernaderos y años después es llevada a Europa”.
Actualmente, las nochebuenas que fueron introducidas a Estados Unidos y al resto del mundo han sido modificadas por el manejo local, mejoramiento genético y biotecnología, lo que ha dado origen a más de 300 cultivares.
Documentos históricos señalan que desde la época prehispánica las nochebuenas se cultivaban en el centro de México, y en un manuscrito de 1801 se ilustran nochebuenas en los jardines de la Nueva España con modificaciones con respecto a las silvestres.
Durante una investigación de la doctora Trejo para encontrar el origen genético de la planta, se encontró que los cultivares comerciales de nochebuena presentan únicamente dos variantes genéticas de cloroplasto, el haplotipo 5 y 7. Una de estas variantes, haplotipo 5, está presente también en los cultivares extranjeros y en poblaciones silvestres del occidente y del norte de Guerrero. La segunda variante, haplotipo 7, está presente en los cultivares mexicanos, y se cree que podría ser del centro de México, puesto que está cercanamente relacionada con otras variantes de la misma región.
En una pequeña muestra de plantas sembradas en jardines y parques de la Ciudad de México, fue encontrado el haplotipo 7 en plantas con apariencia silvestre y en cultivares. Por lo tanto, el haplotipo 7 podría ser distintivo de poblaciones silvestres aún no encontradas del centro de México y plantas modificadas conscientemente por el hombre.
“Nosotros queríamos saber la fuente del germoplasma de las plantas que vemos ahorita en todos los mercados. Son plantas silvestres que son adaptadas a invernaderos. Se les dan otros cuidados y comienzan a hacer cruzas, por lo que la planta se empieza a modificar. Son casi 200 años de manejo fuera de México, principalmente por Estados Unidos y ellos han invertido desde los años 50, millones de dólares en investigación, en innovación, en producción. Por lo cual ellos tienen más de 300 variedades de Nochebuena”, dijo.
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