En unos días se subastarán en Suiza más de 300 imágenes de la familia Romanov nunca antes publicadas; las fotografías habían quedado en la maleta del profesor privado de la familia, Ferdinand Thormeyer, olvidadas en un ático, hasta que un descendiente de Ferdinand las encontró haciendo limpieza. La subasta tiene un gran valor tanto monetario como cultural por la importancia que la familia Romanov tuvo no sólo en la Rusia zarista sino en todo el mundo, al estar más de 300 años al frente de este país, que representa más de la novena parte de la tierra firme del Planeta. La dinastía de la familia se establece desde 1613 con la coronación de Miguel I, al ocupar el lugar de Iván el Terrible, hasta Nicolás II quien abdica en 1917 producto de la Revolución Rusa. Miguel I hereda de Iván IV (El Terrible) una Rusia devastada, sumida social y económicamente producto de las guerras y revueltas internas que logra controlar gracias a la guía de su padre, logrando parar las invasiones extranjeras y formando relaciones comerciales con países de fuerte influencia, como Inglaterra. Treinta y dos años después, a los doce años hereda el trono Alexis I, quien logra una de las etapas económicas más prósperas de Rusia, pero manteniendo una situación de pobreza y marginación entre sus habitantes, de revueltas continuas y fuerte absolutismo. Alexis I vio nacer a trece hijos, aunque únicamente sobrevivieron cuatro de ellos quienes más adelante, con la muerte de Fiódor III, iniciarán una fuerte disputa por la ascensión al trono, quedando Pedro el Grande como el cuarto zar de la dinastía. Hasta aquí, llevamos los primeros cien años de historia y como 304 años no se resumen fácilmente, la historia de Pedro y la continuación de la familia Romanov al frente de Rusia quedarán pendientes para la siguiente entrega.
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