“Un tempo en música… no es sinónimo de velocidad: un tempo es un devenir… es un fenómeno vivo con atribuciones y características…”
Una dimensión no lineal
Sergio Cárdenas
El Financiero, 2010
En alguna parte yace el artículo de ley que obliga a las radiodifusoras y medios televisivos a otorgar los créditos correspondientes con el nombre legal de autoría, arreglo musical e interpretación (incluido el grupo orquestal) que en la casi totalidad de las transmisiones es letra muerta –sea por ignorancia o apatía– entre los profesionales de la locución actuales.
Adjudican la canción a quien interpreta y bajo ese crédito difunden la obra para negarle al creador el mérito a su esfuerzo y su responsabilidad por sus yerros de métrica y “libertades poéticas” llevadas al absurdo.
Prevalece la broma sosa, el comentario superficial y la sobreexposición de la voz del individuo al inicio, en el puente musical y al final de la obra cuando, negada la oportunidad para el juicio y determinar si la obra decae en su proceso, si está perdida desde el primer acorde o queda estropeada en la última nota; esa actitud define la falta de respeto y nulo conocimiento musical de quien “abre” el micrófono para expandir su tontería crónica.
Si ponemos atención a las cápsulas del pronóstico del tiempo, en la casi totalidad de las transmisiones, el fondo posee una solución similar en esos bloques: música electrónica moderna, inocua e indiferenciable –esto no implica la afirmación de que toda la expresión electrónica corresponda a ese calificativo, que la hay de calidad y con aportes-. Lo mismo da recibir la información climática en las transmisoras del norte, del sur, de la costa oriental que occidental y en ello perdemos la oportunidad de que en cada región, ciudad, población, sea conocido el aporte de autores locales para el disfrute de una experiencia nueva y con ello rescatar de vez en cuando alguna pieza y enriquecer el acervo humano de un país: el nuestro, múltiple y rico en manifestaciones.
(Bajo el mismo principio, será grato saber que durante las ceremonias cívico y políticas de las entidades, la musicalización –por más que sea sólo para cubrir el fondo– corresponda al rescate de piezas originarias del espacio cultural propio, que para dichas muestras hay suficiente material.)
¿Cabrá la posibilidad de exigir a locutores y programadores el silencio al inicio, durante y hasta el término fin de la canción o melodía a fin de valorar el conjunto de sonidos y silencios, previa la información de los créditos íntegros correspondientes?
“Las indicaciones de tempo (vocablo italiano que en música se refiere a lo que permite que la aparición en el espacio temporal de la multiplicidad de los fenómenos sonoros ‘de intensidad, de duración, de timbre y, sobre todo, de altura determinada’ que conforman una pieza musical, sea percibida como unidad)…
Una dimensión no lineal
Sergio Cárdenas
El Financiero, 2010
-oo-
Y nuevamente perdimos la oportunidad de rescatar las olvidadas y casi perdidas obras instrumentales y propias para la voz creadas por los mexicanos en el pasado remoto y el cercano ex profesamente para la temporada navideña. No es negar la valía de un aporte, es en pro de un afán por multiplicar las experiencias sonoras que si, exigen un esfuerzo en el escucha, pero a la vez purifican su juicio estético-sonoro.
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