Las tecnologías y, sobre todo, la inteligencia artificial (IA) modificarán el panorama laboral en México en los próximos 20 años. Se prevé que para el año 2033 el costo promedio diario de un robot en la industria automotriz será igual al salario promedio diario de un soldador, lo que orilla a pensar que las empresas (90% de ellas extranjeras), serían indiferentes al decidir si invierten en el país o en su lugar de origen.
El sector manufacturero ha sido uno de los fuertes de México pero no por mucho, advirtió Enrique Cabrero Mendoza, director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), pues en la medida en que los robots se abaraten, se espera una disminución de la inversión extranjera directa.
Dijo que “no habrá país en esta nueva economía mundial que no intente en sus procesos productivos incorporar estructuras automatizadas. Si México no se ocupa de ello y fortalece su economía para que esté basada en el conocimiento con capital humano altamente calificado, capacidad de innovación, generación de conocimiento científico y tecnológico que permee en las actividades económicas y sociales, quedará rezagado”.
En los próximos años el gobierno mexicano debe ser capaz de absorber a los talentos altamente calificados que se forman en las universidades del país y pasar de 30% a 60% del personal con ese perfil, lo mismo en el caso del sector privado. Y eso solo sucederá si desarrollamos una política nacional de innovación y logramos un diseño institucional que nos permita transitar en serio a una economía basada en el conocimiento”, recalcó el también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Por su parte, Francisco Javier Mendieta, director general de la Agencia Espacial Mexicana, indicó que el espacio es una nueva frontera para la humanidad en la que todas las disciplinas son bienvenidas, como las ciencias de la salud, comunicaciones, ingenierías, etcétera, que tienen un gran potencial.
A diferencia de lo que se podría pensar, gracias a la tecnología espacial hoy se cuenta con nuevos fármacos para atender, por ejemplo, la distrofia muscular de Duchenne, con aleaciones más resistentes a la corrosión y ligeras derivadas del magnesio, así como tener telecomunicaciones más eficientes y rápidas, y contar con un sistema de posicionamiento global (GPS, por sus siglas en inglés).
En su exposición, detalló que sin duda, existe una economía alrededor de esta actividad nueva pero pujante que en 2016 cerró en 400 mil millones de dólares. México exportó para la industria aeroespacial 5 mil 500 millones de dólares en 2017.
Existen 320 empresas que manufacturan 80% de lo que se exporta y 20% está basado en diseño e ingeniería. Tiene potencial en el desarrollo de satélites, naves y cohetes hacia el seguimiento terrestre para recibir o transmitir señales desde y hacia el espacio.
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