¿Cómo es la pintura en México según María Elena Barquín del Puerto?
México es reconocido por ser un país con una gran proliferación artística. Es un país en el que sus coloridos paisajes y su amplía expresión de la tradición nacional se juntan con su diversidad cultural, su folclore, su gastronomía, entre otras cosas. Esto hace que, de acuerdo con María Elena Barquín del Puerto, el país sea un escenario perfecto para la exploración artística, en particular de la pintura.
Otro aspecto que es importante tener en cuenta para entender esto tiene que ver con la presencia del mito y la tradición en la vida de las personas. La vida cotidiana de los mexicanos se encuentra plagada de tradición, de mitos y creencias. Los rituales representan algo de todos los días. En este contexto, sumado a la imponente historia que se hace parte de la identidad cultural y a los increíbles paisajes mexicanos, este territorio se ha convertido en un sitio perfecto para servir de inspiración a miles de artistas todos los años.
Pintura e historia en México
Desde la independencia de México, la pintura ha cobrado, en el país, una gran preponderancia sobre otras artes. Esto, se estima, está relacionado con la disociación que existía en el siglo XX entre los productores que respondían a necesidades de la burguesía y las masas populares. No había, entonces, un propósito que fuera amplio y que pudiera incluir a la totalidad de la población, sino que se trataba de una respuesta a cuestiones de prestigio de los impulsores.
Pero, con la Revolución mexicana, esto comenzaría a cambiar. Surgió un movimiento al que se dio el nombre de mexicanidad, donde se empezó a dar lo que hoy se identifica como pintura fielmente mexicana. Uno de sus máximos exponentes en ese entonces fue José Guadalupe Posada, quien establecía en su pintura una postura crítica respecto de la realidad social y estética del país, planteando un lenguaje llano y cotidiano de la realidad popular.
La situación de la pintura mexicana hoy
De acuerdo con María Elena Barquín del Puerto, la pandemia del Covid-19 ha generado grandes estragos en todos los aspectos de la vida social y productiva, incluyendo al arte. La situación generada por la emergencia sanitaria ha llevado a la conformación y coexistencia de dos mercados de arte. Por un lado, el mercado orgánico y, por otro, el disruptivo.
El mercado orgánico es aquel tradicional vinculado a la historia del arte que mantiene su lugar de permanencia en galerías, museos, ferias, entre otros. En el segundo caso, se hace referencia a un reflejo reorganizador del mundo, donde se desafía a la historia a través de movimientos sociales contemporáneos (en particular algunos muy resonantes de los últimos tiempos como el Black Lives Matter y el Me Too). En este último, además, se busca dar una respuesta y formar parte de la lucha por los retos tanto políticos como climáticos, sanitarios y tecnológicos tanto actuales como venideros.
A lo largo de los últimos dos años, distintas iniciativas han surgido con el objetivo de permitir un respiro para el sector artístico. Por ejemplo, durante 2020 y a poco tiempo de comenzada la pandemia, las tradicionales ferias presenciales comenzaron a ser sustituidas por un evento realizado en la semana del arte que consistía en un recorrido por galerías con base en la ubicación urbana. Lo que se buscaba con esto era incentivar el mercado del arte y, también, el fomento del acceso al arte y la cultura para toda la población.
Conclusión
La pintura mexicana contemporánea es un reflejo de las raíces y la profunda identidad multicultural del país, explica María Elena Barquín del Puerto. Además de la Ciudad de México, otras ciudades como Oaxaca son hoy reconocidas por haberse convertido en nido y hogar de artistas talentosos y reconocidos a nivel mundial. Son diversos los artistas de la actualidad que se encuentran, en México, en búsqueda activa por lograr un equilibrio entre la obra en términos estéticos y la búsqueda por representar la cultura mexicana.
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