Por su ubicación geográfica, México se encuentra expuesto a sufrir tormentas tropicales, huracanes, intensas precipitaciones, inundaciones, deslaves o corrimiento de tierra, sequía, granizadas, tormentas invernales, fríos, heladas, tormentas eléctricas, fuertes ráfagas de viento, tornados, actividad volcánica, sismicidad, mareas tormentosas, maremotos, incendios forestales y, desde luego, efectos del calentamiento climático. En la superficie expuesta habitan 111 millones 900 mil mexicanos y provoca un total anual de 900 mil refugiados o expulsados ambientales.
Según información tomada de diversas fuentes y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), con motivo de la celebración del Día Internacional para la Reducción de los Desastres (13 de octubre) esa es una realidad.
Del 2007 para acá, los desastres naturales le han pegado duro a México. En 2007, inundación de Tabasco que tuvo un costo de 60 mil millones de pesos. Luego salta a la vista 2010, el año más lluvioso en muchos decenios, según se decía. Después, a finales de ese mismo 2010, durante 2011, 2012 y primeros meses de 2013, se tuvo una sequía más cruel y cruda en 70 años, además de que se tuvieron granizadas, heladas y huracanes.
Las lluvias de septiembre 2013 afectaron a 29 entidades federativas y causaron grandes desgracias en Guerrero y Veracruz. Los daños provocados por Ingrid y Manuel serán superiores a 75 mil millones de pesos, según la AMIS.
De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional, a México le continuará lloviendo sobre mojado, toda vez que la temporada de ciclones concluirá hasta el 30 de noviembre y de aquí a esa fecha, aún podrían presentarse 10 huracanes, 5 por el Pacífico y 5 por el Golfo de México.
MIGRACIONES POR CAUSAS AMBIENTALES
De acuerdo con el INEGI, 90 por ciento de los desastres naturales en México, son hidrometeorológicos, sobre todo en el sureste, donde se aplica el 75 por ciento de los recursos del FONDEN; estos fenómenos son también los que causan mayor migración ambiental.
La exposición de México a los desastres naturales va en aumento, al mismo tiempo que su desarrollo económico mejora la calidad de vida de sus ciudadanos; el crecimiento de los activos de México y de su población se traduce en creciente exposición a desastres naturales. Para 2009, 77.5 por ciento de su población (85 millones 250 mil), de los casi 110 millones de habitantes, vivía en zonas urbanas y se espera que para 2050 esa cifra se incremente a casi 90 por ciento (117 millones) de una población proyectada de 130 millones de habitantes.
En el juego de cifras en que se ha caído, algunos entes internacionales aseguran que la migración ambiental asciende a 25 millones anuales, otros organismos elevan el número a 50 millones. También se prevé que para el 2050, al menos mil millones de la población mundial sean expulsados ambientales. Otra declaración que llama la atención es la relacionada con la que los actuales refugiados ambientales superan con mucho a los refugiados políticos y por guerra.
Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), señala que la migración climática tiene como causa principal la economía por la carencia de acceso a los recursos naturales, en México. En cuanto a los costos que han dejado los desastres naturales entre 1997 y 2009 en México, son: 114 mil muertes, daños por 227 mil millones de dólares y pérdidas por 120 mil millones de dólares.
De acuerdo con la información proporcionada por el INEGI, el área expuesta a tormentas tropicales, huracanes e inundaciones ascienden a 815,353 kilómetros cuadrados, 41 por ciento del país, cuya población expuesta es de 31.3 millones de individuos, 27 por ciento de los mexicanos.
Ubicado a lo largo del “cinturón de fuego” donde ocurre el 80 por ciento de la actividad sísmica mundial, México se encuentra en alto riesgo de sufrir desastres geológicos. En promedio, el país experimenta más de 90 sismos al año con una magnitud de 4 grados o más en la escala de Richter.
El área amenazada por los temblores asciende a 540,067 kilómetros cuadrados, 27 por ciento del territorio nacional, donde se encuentra en peligro 31 millones de individuos, es decir, 27 por ciento de la población mexicana.
Según el INEGI el área más afectada por sequías alcanza 573,300 kilómetros, el 29 por ciento del territorio nacional, donde afecta a 21.2 millones de mexicanos, lo que representa el 19 por ciento de la población.
Otro de los percances que se destaca ampliamente es el incendio forestal que amenaza a 747,574 kilómetros cuadrados, 37 por ciento del suelo nacional, donde moran 28.4 millones de connacionales, 25 por ciento de la población.
Asimismo, el INEGI subraya que los costos por lluvias severas que afectaron gran parte del territorio en 2010, ascendieron a 54,770 millones de pesos, de los cuales 38,308 millones de pesos corrieron a cargo de la Federación y 16,462 millones de pesos a cuenta de los estados mediante coparticipaciones.
¿Qué hacer?
Las cinco prioridades para la acción y medios prácticos para lograr la capacidad de recuperación ante desastres son:
- Asegurarse de que la reducción de desastres es nacional y una prioridad local con una sólida base institucional para la implementación.
- Identificar, evaluar y monitorear los riesgos de desastres y mejorar la alerta temprana.
- Utilizar conocimientos, innovación y educación para construir una cultura de seguridad y resiliencia en todos los niveles. (Resiliencia es la capacidad de “resistir a” o de “resurgir de” un choque. La resiliencia de una comunidad con respecto a los posibles eventos que resulten de una amenaza se determina por el grado al que esa comunidad cuenta con los recursos necesarios y es capaz de organizarse).
- Reducir los factores de riesgo subyacentes.
- Fortalecer la preparación para desastres para una respuesta efectiva en todos los niveles.
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