Juan Miguel Sánchez Argüelles
Detrás de todo lo que vemos, escuchamos y saboreamos se encuentra el agua, líquido vital para todo el Planeta y, en Texcoco cada vez hay menos, por tanto tenemos un peligro inminente de escasez de agua e incluso de quedarnos sin ella, manifestó en entrevista la ecologista María Isabel Garcés Chávez, integrante del Consejo de Protección a La Biodiversidad y Desarrollo Sostenible de Texcoco, «Unamos talento y trabajo para sanar nuestra casa: El Planeta tierra».
Destacó la texcocana que, de acuerdo a los datos oficiales de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), de cada ocho litros y medio que se extraen del acuífero sólo se recarga uno por precipitación pluvial.
Un acuífero es el agua acumulada en el subsuelo, es decir, la que se acumula en una gran cisterna llamada cuenca. La Cuenca de Texcoco abarca Texcoco y ocho municipios vecinos a él. Las cuencas hidrográficas son las que hacen que el agua que proviene de las montañas o del deshielo descienda por la depresión, es decir, la cuenca es una enorme pileta, cuyas paredes son los cerros o montañas y, a través de dichas paredes, escurre y se acumula en el subsuelo y es del subsuelo de donde se abastece a la población de agua.
En extensa entrevista con Mi Ambiente, expresó la ambientalista Garcés Chávez que con excepción de algunos pueblos de la montaña de Texcoco, quienes todavía obtienen agua de los manantiales, el resto de la población tiene agua en su llave, extraída del subsuelo; por lo tanto, es muy peligroso el hecho de secarse el acuífero, pues implicaría un desabasto de agua para la población.
A simple vista, sólo requerimos beber dos litros y medio de agua al día, pero también la necesitamos para otras actividades cotidianas, como bañarnos y lavar trastes. En total, las cifras oficiales estiman un total de 150 litros diarios por persona, pero el agua es mucho más que eso. Detrás de cada actividad se encuentra el agua. Por ejemplo, por cada taza de café que se consume, se requirieron 140 litros de agua desde su plantación hasta la mesa de nuestra casa. Para un kilo de tortillas 1000 litros de agua y para una camisa de algodón 2,500 litros. Estos ejemplos nos permiten entender la dependencia que tenemos con el agua en, prácticamente, todos los procesos productivos. Por consiguiente, es fácil entender que un Texcoco sin agua suficiente se podría convertir en pueblo fantasma.
En base a las declaraciones de Garcés Chávez, el agua es como un ser vivo. Es energía; sana, es uno de los elementos que hace que en el Planeta haya vida y la población tienen derecho a su disponibilidad, limpia y en cantidad adecuada.
Ahora bien, ¿de cuánta población estamos hablando? Tan sólo en el municipio de Texcoco hay 235 mil 315 habitantes, según los resultados preliminares del Censo de Población y Vivienda 2010, dados a conocer el 25 de noviembre pasado por el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).
Conforme a tales cifras, Texcoco tiene el 1.5 por ciento de la población del Estado de México y ocupa el lugar número 18, dentro de los municipios más poblados de esta entidad. La población actual muestra un incremento de 15.3 por ciento sobre la que tenía en el 2000, y de 12.4 por ciento sobre la de 2005, según el INEGI.
Agua Texcoco
La remediación para tan mayúsculo problema es poner en práctica algunas tareas: 1) reforestar para provocar más lluvias y con dicha medida recargar el acuífero, 2) colocar plantas de tratamiento en las descargas de drenaje a los ríos y, con ello, dejar de ensuciarlos y obtener de ahí agua para riego, 3) crear cisternas de cosechas de agua de lluvia en techos públicos de gran extensión, 4) fomentar la educación para el cuidado del agua, 5) realizar obras de conservación y restauración de suelos rurales y 6) regular la extracción de agua en pozos profundos del municipio.
Estos puntos fueron proporcionados en 2012 por el Comité de Cuenca Texcoco. Y, sin embargo, hasta la fecha (2015) no se ha tomado ninguna de ellas.
Otra cereza del pastel es el manto acuífero salado dentro del manto del dulce. El manto del ex lago de Texcoco, que fue secado por encima, sigue existiendo a unos metros en el subsuelo. Aunque la explicación es algo técnica sabemos, por maestros del Colegio de Postgraduados, que desde hace varios años, corremos el riesgo de salinización del agua potable de Texcoco, ya que la capa de agua salada y el agua dulce están muy próximas, pero en equilibrio. Cada vez que más agua dulce se extrae del subsuelo, el agua salada tiende a ocupar su lugar y esto significaría no sólo que las aguas se mezclarían, sino que se salinizaría toda el agua del acuífero.
El agua salada no sirve para consumo humano y su desalinización es un proceso en extremo complejo para las cantidades que requiere una población.
La falta de agua en Texcoco debe dejar de ser un secreto a voces y convertirse en una política pública de prioridad en las tareas del gobierno municipal, estatal y federal. Más aún, se debe tomar en cuenta para la consolidación del Proyecto Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NACM), pues sin él ya se tienen serios problemas, entonces cómo se incrementaría la escasez de y, sobre todo, cómo se resolverían estos problemas. Si el aeropuerto pretende dar servicio a miles de usuarios, además, se construirían asentamientos urbanos, con hoteles, restaurantes, tiendas y casas habitacionales en forma masiva, siendo esto último una violación al acuerdo de veda para la construcción de unidades habitacionales en forma masiva, hasta el año 2017 que debe ratificarse por más de 20 años.
Por consiguiente, el Consejo de Protección a la Biodiversidad y Desarrollo Sostenible de Texcoco se pronuncia en contra de la construcción del NACM y de todos los asentamientos urbanos regulares o irregulares que se construyan en él hasta no tener una solución a la escasez del agua, porque cada asentamiento urbano requiere de agua, drenaje y otros servicios. Así pues, si no hay agua ni siquiera para los texcocanos, cómo vamos a ser invadidos por más habitantes y una megaconstrucción con zonas hoteleras, restaurantes y centros comerciales.
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