En el sur-poniente de la Ciudad, en la delegación Álvaro Obregón, se encuentra la cuenca de Tarango que comprende ríos, barrancas y una presa con alrededor de 60 mil habitantes. Son 378 hectáreas de superficie, en las que se encuentran dos ríos: el Río Puerta Grande y el Río Puente Colorado.
En el 2009 fue considerada como Área de Valor Ambiental (AVA), destinada únicamente para actividades de conservación y restauración ecológica. Pero son latas, botellas de plástico, vidrio, restos de colchones, pilas de ropa, material de construcción, y deshechos los que se encuentran en estas arterias, que se han convertido en focos de contaminación e infección, ya que son las mismas personas que viven en zonas aledañas quienes utilizan estos ríos como basureros.
El Ruedo y la Milagrosa, son colonias que se encuentra conectadas por un puente peatonal, donde se puede observar el alto nivel de contaminación que existe en la barranca.
Por otra parte, las casas ubicadas en las partes más bajas de la zona de acceso no pueden utilizar el drenaje central y lo vierten directamente a la barranca, de manera que todo el desagüe termina aquí sin tratamiento.
“El río para mi es vida, porque es agua. Si estuviera limpio y se cuidara, podríamos rescatar este espacio” asegura Gavina Lucía Morales, coordinadora comunitaria.
Pese al deterioro y contaminación, la Barranca de Tarango y el Rio Puerta grande aún conservan gran parte de su potencial ambiental y representan un importante recurso para la región.
Representantes de estas comunidades y empresas como Rotoplas trabajan en la recuperación de este espacio, ya que consideran que el daño es reversible y el hacer labor de limpieza representa una oportunidad para la concientización y revitalización de los cuerpos de agua y áreas naturales.
Rotoplas empresa líder en soluciones de almacenamiento, conducción, purificación y tratamiento de agua, inició un proceso de socialización y sensibilización con las comunidades aledañas como modelo de intervención social para rescatar el río.
Se realizó una activación durante dos días en la que participaron 50 voluntarios que recolectaron 58 costales de residuos, algunos de ellos de PET.
El trabajo continuó con la realización de un curso de verano para niños con sesiones de talleres co-creativos con el tema del agua como eje rector, uso responsable, alternativas, biodiversidad, alimentación y sustentabilidad.
El curso de verano concluyó con una visita a las instalaciones de Papalote Museo del Niño, quien este año celebra su 25 Aniversario. El objetivo fue nombrar embajadores del cuidado del agua a 33 niños, quienes serán los encargados de replicar este mensaje con los vecinos dentro de un espacio creativo unificador con la temática que las comunidades tienen en común: el río y el agua.
Con estas acciones Rotoplas refrenda su compromiso con la sustentabilidad al buscar soluciones que contribuyan al mejoramiento en el acceso al agua, la calidad del recurso disponible y su reintegración al medio ambiente.
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