CUARENTAÑERO.- La tragedia ocurrida el viernes 18 en la estación Balderas del Metro empaña el cumpleaños número 40 del Sistema de Transporte Colectivo. Sin lugar a dudas, ese hecho obliga a aplicar estrictas medidas de seguridad y vigilancia para impedir el acceso a usuarios armados. Antes de lo ocurrido, el propósito de este espacio era hablar de algo innegable: el Metro es el medio de transporte, dígase lo que se diga, más eficiente, más rápido, más barato y ¿más seguro? de la ciudad de México, empero, también, el más sucio. Esto obedece a dos problemas: el insuficiente y mal pagado personal de limpieza y la falta de educación de quienes nos transportamos en él. Lo anterior se demuestra con la suciedad permanente de los vagones -se supone tienen que ser aseados entre una corrida y otra de los trenes-, y el tipo de basura que está tirada: envolturas de golosinas y dulces, envases de plástico, chicles, papeles, servilletas y clínex, sobre todo en las líneas sobresaturadas: Pantitlán-Observatorio; Toreo-Taxqueña; Indios Verdes-CU; y Ciudad Azteca-Buena Vista. Así la situación, sería loable y conveniente retornar a la norma que se mantuvo hasta 1998 de no permitir a los usuarios ingresar con bebidas y alimentos, y, a la vez, desalojar los comercios que expenden estos productos dentro de varias estaciones, y a los vendedores ambulantes. Eso, dignificaría al Metro en sus 40 años.
EMPLAZAMIENTO.- México será sede del Foro Global de Energías Renovables 2009, a celebrarse en octubre próximo en León, Guanajuato. Convocados por la Secretaría de Energía del gobierno federal panista y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, se espera la participación de representantes de todos los países del mundo, sectores público y privado, planificadores y expertos en energía, organizaciones internacionales, académicos y de la sociedad civil. El propósito es promover el diálogo, difusión y promoción de las energías renovables, así como incentivar la inversión en nuevas tecnologías, tanto en América Latina como en el resto del mundo. El emplazamiento de la SENER y el organismo de la ONU es para avanzar en fuentes alterna generadoras de energía dada la alta dependencia que se tiene del petróleo, recurso no renovable cuyas reservas tienden a agotarse.
URGENCIA.- Las abundantes lluvias de los últimos días en el Distrito Federal ocasionaron el desbordamiento del Río Magdalena la madrugada del martes 22 y pusieron en peligro la vida de miles de personas en la delegación Álvaro Obregón, que fueron auxiliados por personal de Protección Civil. La emergencia derivada de las precipitaciones es la misma que se tiene por las minas, taludes, barrancas y lechos de los ríos, y la urgencia de salvaguardar vidas, implica contar con recursos económicos suficientes y oportunos. Eso, que ni qué. Consciente y preocupado por la situación, el delegado electo, Eduardo Santillán, lanzó un grito de auxilio a diputados locales y federales para aumentar en 2010 el presupuesto asignado a la protección civil de la ciudad de México, y, a la par, crear un Fondo de Protección Civil con 200 millones de pesos. La solicitud formal esperan presentarla de manera conjunta los nuevos delegados de Álvaro Obregón, Magdalena Contreras y Cuajimalpa, donde están identificadas 150 mil personas en muy alto riesgo. Eduardo Santillán, nuevo delegado a partir de 1 de octubre, tiene como prioridad atender 800 puntos de alto riesgo donde se asienta 60% de la población y para ello estima un gasto de 5 mil millones de pesos; la delegación podría aportar 100 millones al Programa Integral de Protección Civil, de los mil 500 millones que espera de presupuesto para el año entrante, pero el resto tendrá que ser aportado por los gobiernos federal y del DF.
RECHAZO.- Tiene toda la razón el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, cuando afirma que los mexicanos son solidarios y lo han demostrado muchas veces –recordemos los sismos del 85, cuando la sociedad civil rebasó con su respuesta al gobierno de Miguel de la Madrid-, pero se equivoca cuando dice que la mayoría está a favor del impuesto de 2% al consumo generalizado. ¿Por qué? Simple: nadie quiere ni puede, dada la crisis económica y el creciente desempleo, pagar más impuestos. El rechazo es unánime. Habría qué preguntar al funcionario a cuántas personas de a pie -no empresarios, especuladores financieros o funcionarios públicos de alto nivel- ha escuchado decir “yo estoy de acuerdo con el impuesto que trata de imponer el Presidente Felipe Calderón porque aunque no tengo suficiente dinero para satisfacer las necesidades primarias de mi familia, quiero apoyar a los pobres y más necesitadas”. Además, qué no es responsabilidad del gobierno federal combatir la pobreza extrema; claro que 60 millones en esa situación son muchos, pero hay que recordar que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social señaló que los programas sociales del actual gobierno no han detenido el crecimiento de la pobreza.
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