Crecimiento sin orden en la Ciudad de México.
La Ciudad de México es el ejemplo más acabado del desorden urbano, destaca el libro “Capital Natural de México”, editado por la Conabio y presentado, recientemente.
Este desorden sólo es comparado con el que registran Los Cabos, BCS; Cancún, Q. Roo, y Cuatro Ciénegas, Coah., regiones que, igualmente, crecen sin orden ni concierto alguno.
Según Julia Carabias Lillo, exsecretaria del Medio Ambiente, y quien caracterizó su administración por una permanente lucha contra ambientalistas e ingenieros forestales, esta anarquía “se da (por) la necesidad de vivienda (donde la) dinámica inmobiliaria rebasa la capacidad de planeación, ejecución y vigilancia de los municipios”.
Pero no sólo es ella quien percibe este problema, también académicos de todo el país lo comparten, quienes sostienen que sin un ordenamiento territorial adecuado, el desarrollo sustentable será imposible por factores sociales, económicos y geográficos.
Este caos territorial ocasiona que la degradación de los ecosistemas en México de 2006 a este año, sea 8.8 por ciento del Producto Interno Bruto nacional (PIB), porcentaje igual al problema financiero de la actual crisis económica.
Entrevistada por Mi Ambiente, Carabias dijo que la situación empeora por el olvido de los campesinos que viven en el 90 por ciento de las zonas naturales del país y que, de acuerdo a José Sarukhán, coordinador del estudio citado, son los olvidados por los grupos gobernantes.
Este hecho es similar a la ignorancia que hay sobre la biodiversidad por el gobierno y, a pregunta expresa, dijo que la manera más lenta, pero segura, de solucionar el problema “es el ordenamiento territorial ecológico comunitario”.
Se trata de un tema prioritario en cuestiones legislativas para aclarar las lagunas legales que existen en los ámbitos rurales y urbanos y la facultad que debe tener el municipio. Destacó el proyecto Ordenamiento Territorial Ecológico (OTE), que ya funciona, pero que, por falta de coordinación entre las autoridades, registra contradicciones con los respectivos planes municipales de desarrollo urbano.
El desorden territorial es tal que Leonardo Curcio, investigador de la UNAM, propuso “la creación de una Secretaría del Orden Territorial que parta del estudio del uso del territorio y que se mantenga en la agenda pública”, ya que entidades como el DF tienen 50 por ciento de sus ejidos cubiertos por concreto citadino.
En el Valle de México se estima que, cada año, la mancha urbana avanza 17 kilómetros cuadrados y de esta superficie, 49 por ciento la ocupan asentamientos irregulares que invaden zonas boscosas bajo el cobijo de grupos políticos.
En entrevista con Mi Ambiente, Rodolfo Dirzo, investigador de la Univer-sidad de Stanford, dijo que la situación es crítica y debe verse con cuidado, pues el campesinado es propietario del 90 por ciento del terreno natural del país y el 10 por ciento restante, ahora catalogado como Área Natural Protegida (ANP), no puede conservar toda la biodiversidad nacional.
México cuenta con más de 141 millones 812 mil hectáreas de zona natural, donde viven más de 13 millones de personas; el Estado sólo posee el 5 por ciento.
Radiografía nacional
– Desde principios de los años 90s, la mancha urbana en México crece al 7.4%, anualmente.
– México sólo conserva 50% de su vegetación original.
– 30% es la superficie cultivable de 1980 al 2002.
– 66% del territorio natural se dedica a actividades.
– 48% es el déficit del sector maderero.
– 13 millones de metros cúbicos es la extracción ilegal de madera.
– 73% de los cuerpos de agua de México están contaminados.
– 180 mil hectáreas son regadas con aguas negras, colocando a México en primer lugar mundial en riego insalubre.
– El crecimiento de la mancha urbana en el DF, ocasiona, al año, la pérdida de entre 300 y 500 hectáreas de reserva natural.
– El DF en su área urbana crece al día 13 mil 500 metros cuadrados.
Fuente: Capital Natural de México, UNAM, Semarnat, Conagua
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