Sergio Roldan (Earthgonomics), Colaborador Invitado
De acuerdo con el Instituto de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) existen cerca de 7 millones de personas de 5 años en adelante que hablan alguna lengua indígena. La naturaleza juega un papel importante en la vida de estas comunidades, sus creencias, valores, filosofía y prácticas están fuertemente relacionadas con su forma de aprovechar los recursos naturales. Mantienen un constante cuidado y respeto a la flora y la fauna que los rodean, es por ello que las poblaciones indígenas son un legado de riqueza cultural y natural.
Por ejemplo, en la cultura maya se cree que cada persona en el cosmos tiene que cumplir con deberes y contribuir colectivamente a la armonía y equilibrio. Desde el Popol Vuh se decía que los Dioses son quienes guardan los secretos de la tierra y de los seres que la habitan. La normatividad maya indica que el hombre fue creado en estrecha relación con la naturaleza.
Cada comunidad en México es diferente, y su relación con el Planeta cambia. Los otomíes kikapúes, que habitan zonas áridas, desarrollan prácticas y creencias distintas a los lacandones, mayas y huastecos de las selvas húmedas; pero se mantiene un constante respeto a la Tierra en relación al cultivo de ciertos alimentos, como el maíz.
Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz, en su biografía afirma que el maíz es centro de la cultura quiché: “los días que estamos en la comunidad es bastante alegre porque es cuando recogemos el maíz, entonces antes de recoger el maíz hacemos una fiesta. La fiesta viene desde cuando se pide permiso a la tierra para que se cultive”.
Los nahuas, habitantes del centro de México, consideran que la Tierra es un ser vivo donde el árbol es el centro del cuerpo y simboliza potencia, energía y vitalidad.
Por su parte, los Totonacas, que se localizan principalmente en Veracruz, mantienen la creencia que el Señor del maíz retorna a la vida cíclicamente cada vez que dicha planta brota de la milpa.
En Jalisco, los huicholes conciben dos fuerzas cósmicas: Tayaupá, Nuestro Padre el Sol y Nacawé la Diosa Lluvia, encargados de los procesos climáticos y agrícolas.
Sin duda, la herencia cultural de cada comunidad es única y así como a la naturaleza debe ser protegida, es el derecho de cada habitante del país poder conservar sus creencias y valores.
El Derecho Ambiental se encarga de proteger los recursos naturales, y por otro lado también existen los derechos de las comunidades indígenas que buscan preservar su cultura y costumbres. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos señala que el vínculo entre derechos humanos y medio ambiente guarda relación muy estrecha con su trabajo sobre los derechos de los pueblos indígenas y la conexión especial que éstos tienen con el Planeta.
El respeto a la naturaleza por parte de los pueblos indígenas ha servido para la conservación de recursos naturales. De acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) en más del 80% de los ecosistemas con buen estado de conservación habitan comunidades rurales e indígenas, lo equivalente al 12% del territorio nacional.
La historia y cultura de las comunidades indígenas se manifiesta en una herencia sobre biodiversidad. ,Al respecto SEMARNAT afirma que al menos 118 especies de plantas económicamente importantes para México fueron total o parcialmente domesticadas por agricultores prehispánicos, por ejemplo, el cacao, frijol y aguacate.
De ahí la importancia de incluir los conocimientos y participación de estas comunidades en la elaboración de políticas programas sobre desarrollo sustentable, ya que la crisis ambiental requiere de un nuevo enfoque sobre hombre-naturaleza y qué mejor que sea con una perspectiva biocultural, donde se valoren creencias, prácticas y tradiciones del legado indígena.
COLABORACIÓN DE EARTHGONOMIC MÉXICO, A.C.
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