El consumo de granos en la dieta diaria es clave para lograr un equilibrio nutricional, aseguró la doctora Diana Castañares, quien destacó que consumir al menos 3 raciones diarias de productos con granos enteros puede disminuir el riesgo para el desarrollo de algunas enfermedades.
La especialista en medicina interna y nutriología clínica detalló que la ingesta de granos enteros en la dieta diaria promueve una microbiota saludable por lo que consumirlos puede ayudar a disminuir hasta en un 30% los riesgos de desarrollar enfermedades de tipo inflamatorio como son la diabetes mellitus tipo 2 o incluso la incidencia de cáncer.
Sobre la importancia de mantener la microbiota equilibrada, la doctora Castañares precisó que “si se altera el equilibrio natural, las manifestaciones pueden ir desde la inflamación, alteraciones metabólicas o incluso neuropsiquiátricas. Por ello la microbiota es elemental para ejercer las funciones del organismo”.
La doctora participó en un webinar en el que se abordó la presencia de los granos enteros en la dieta a lo largo de la historia, así como los procesos más adecuados para obtener sus mayores beneficios y su repercusión en la salud.
Otro de los ponentes, el doctor Paris Aguilar Piña, especialista en antropología de alimentos, expuso que “el consumo de maíz y trigo en la historia de la población mexicana data desde Mesoamérica, específicamente si se habla del maíz. En cambio, el trigo llegó con los colonizadores como parte de su cultura, misma que con el tiempo fue creciendo e incluso durante un largo periodo las harinas blancas tuvieron un consumo privilegiado”.
Respecto del consumo en México de ambos granos, el doctor Aguilar destacó que “el uso del trigo para fines alimentarios, culinarios, terapéuticos e industriales es más limitado que el del maíz, aunque ambos conviven en las prácticas cotidianas persiste un uso diferenciado de ambos alimentos”.
Por su parte, la doctora María Eugenia Steffolani, especialista en ciencia y tecnología de alimentos, explicó que “los granos enteros y su futuro en los productos de panificación está determinado por los procesos adecuados de molienda, perlado y germinación que permitan obtener productos de mejor calidad y mayores cualidades nutrimentales evitando incluso el uso de aditivos artificiales”.
La doctora Steffolani resaltó la importancia que tiene el perlado de los granos como “una alternativa económica y factible para ser aplicada en la industria panificadora. Las harinas de granos perlados y germinados permiten obtener panificados con buen volumen, baja firmeza y un contenido más alto de fibra soluble, minerales y compuestos bioactivos”.
De igual manera, los especialistas coincidieron en la importancia de incluir cada vez más granos enteros en la dieta como parte de las buenas prácticas. Además, representa una opción que proporciona productos con mayor cantidad de fibra soluble, aminoácidos, minerales y con efectos antiinflamatorios.
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