Esta mañana acudí a consulta a la Clínica 8 del Seguro Social, ubicada en Río Magdalena, Tizapán San Ángel. Tenía cita para el 24 de marzo. Estamos en una de esas temporadas en las que aumenta la demanda del servicio. Sin embargo, fui puntualmente atendido al presentarme a las 7:00 horas, afectado por una severa gripa. Esperé poco tiempo. La consulta se realizó.
En tiempos de influenza, en cualquiera de sus tipos, debe acudirse con oportunidad al médico. Ante síntomas que pudieran hacer pensar en un padecimiento diferente a las tradicionales afecciones respiratorias de épocas de frío no hay que esperar.
Para llegar a la consulta fue necesario efectuar algunos trámites, como verificar la vigencia de mi afiliación, Alternativamente e migrado del IMSS al ISSSTE, de regreso al IMSS, a Pensiones del Estado de Veracruz y vuelta.
Acudí a mis gestiones con alguna desconfianza. En ocasiones encontramos personas que se quejan de no recibir atención debida por parte del personal administrativo, o médico, en la que es sin duda la más importante institución de seguridad social con que contamos.
No fue mi caso. Mis primeros trámites los realicé la semana pasada en las oficinas de la Subdelegación 3, en Villalongín. Las jóvenes de la recepción fueron amables como amable fue la atención en ventanilla. Se hicieron las comprobaciones correspondientes y me enviaron a la unidad de medicina familiar mencionada. Allí, en la ventanilla de vigencia de derechos de nueva cuenta fui objeto de muy buena atención. Me asignaron consultorio según el horario que pedí. Me presenté ayer. Cita, para el día 24 de marzo, informa atenta la encargada de registrarla, pero advierte, si es necesario, venga mañana a las 7:00 horas. Así lo hice.
Me presenté según la indicación. Una vez más, atención esmerada, por parte de personal de apoyo administrativo y ni se diga del personal médico. Me recibió una doctora en la forma más cordial, bien asistida por una joven residente, no menos atenta. La valoración, rápida y precisa, de acuerdo con el historial de salud que referí. Llevaba apuntados mis padecimientos crónicos, agregados al cuadro gripal actual y los medicamentos que me han sido prescritos. De inmediato se elaboraron las recetas y a la farmacia.
A la farmacia. Allí fue donde apareció el prietito del arroz. De los medicamentos recetados no había dos. Opciones: los compro o vuelvo en unos días, los tratamientos para atacar mis males obligan a la toma completa de los fármacos indicados. Aclaro, el personal de farmacia también fue atento. No pierde los buenos modos a pesar del reclamo, en ocasiones airado, razonable, de derechohabientes por la falta de algunos medicamentos.
Comentarios Cerrados