Se informó que en el tema de responsabilidad social que realizan restaurantes Toks se ha mantenido como prioritario para desarrollar acciones que contribuyen a mejorar la calidad de vida que se refleja en los resultados efectivos que la cadena restaurantera ha obtenido a través del compromiso con la economía, el ambiente y la sociedad.
Ésta última basada en sus grupos de interés (colaboradores, clientes y proveedores) que se involucran en el desarrollo de proyectos y aseguran la trascendencia de la compañía.
Se detalló que existen 3 líneas de acción que respecta al ámbito social donde Toks realiza gran parte de sus operaciones, como lo es el empoderamiento de la mujer, erradicar el trabajo infantil en comunidades indígenas y un concepto que la empresa ha adoptado como vida digna.
Gustavo Pérez Berlanga, Director de Responsabilidad Social de Restaurantes Toks, comentó que “no es solo brindar ayuda monetaria adquiriendo sus productos, sino apoyar de tal manera que la comunidad se vuelva autosustentable proporcionando la capacitación necesaria administrativa y asistencia para crecer”.
Ejemplificó con el caso de Conservas Santa Rosa, comunidad ubicada en Santa Rosa de Lima, Guanajuato, que es un grupo de 5 mujeres empresarias que elaboran mermelada, con quienes Toks ha trabajado desde el año 2006. Su primer pedido fue de 20 mil frascos y ahora producen más de 3 toneladas a la semana. Debido a la capacitación que la cadena les impartió y con la que aprendieron a administrar sus recursos, Conservas Santa Rosa, además de ser proveedor de los restaurantes, ya hecho de la comunidad, un destino turístico, habiendo una población económicamente activa de 276 hombres y tan solo 140 mujeres según datos del INEGI.
Así como la miel de abeja de la Montaña Amuzga, es otro caso de éxito que proviene de Xochistlahuaca, en la costa Chica de Guerrero. Desde el año 2003, forma parte del programa Proyectos Productivos de Restaurantes Toks, y hoy en día, los productores cuentan con una planta y equipo especializado de acero inoxidable para el envasado y procesamiento de la miel. En 2014 iniciaron el proceso de certificado orgánico de toda su planta y al día de hoy son 73 apicultores con un volumen de venta de 70 toneladas anuales con ingresos por 3 millones 800 mil pesos.
El mole proveniente de San Felipe del Progreso, Estado de México que logra rescatar la receta tradicional de su lugar de origen, también es parte de estos ejemplos de trabajo comunitario potenciado por la iniciativa privada. Su historia data del año 2005, con la producción de granola que obtuvo gran aceptación dentro de los restaurantes y posteriormente, les llevó a desarrollar el mole, con el nombre Mole Doña Yolanda, construyendo al año siguiente la cooperativa Productos Nutricionales. Actualmente la empresa está integrada por 5 mujeres, genera 12 empleos fijos, 5 eventuales y más de 20 empleos indirectos con ingresos por 2 millones 190 mil pesos.
Así mismo, su más reciente proyecto dentro de la Sierra Tarahumara; fue la adquisición de artesanía rarámuri, que busca recaudar 3 millones de pesos para fomentar la economía comunitaria de la región apoyando a 850 familias chihuahuenses en donde existen 4,500 indígenas, de 16 comunidades y 133 rancherías de los municipios de Bocoyna, Guachochi, Urique y, Batopilas. No obstante, con anterioridad se recaudaron 2 millones de pesos en la compra de pulseras rarámuri a estos mismos productores.
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