Esta alianza tiene múltiples beneficios, dado que el objetivo es emplear la biotecnología para generar innovaciones conjuntas que puedan ser aplicadas en cultivos de caña en Guatemala, México y otros países, que permitan dar solución a problemas específicos de cada región, como son la sequía, el deterioro de suelos, la reducción de plagas y enfermedades o el aprovechamiento de residuos propios de la industria azucarera.
El director de la empresa mexicana, Marcel Morales Ibarra, destacó que una propuesta específica es realizar composta a base de cachaza enriquecida con microorganismos benéficos, que será utilizada como abono 100% natural, aportando un sinfín de beneficios al cultivo de caña.
Recordó que en términos de rentabilidad, los biofertilizantes –que se agregarían a la cachaza– ayudan a incrementar el nivel de eficiencia de los fertilizantes químicos, lo que permite reducir su uso; y aumentan rendimientos de los cultivos. En la parte sustentable, ayudan a las plantas y al suelo que las en diversos procesos biológicos, como la estimulación del crecimiento vegetativo, la solubilización y transporte de nutrientes, protección del sistema de raíces contra plagas y enfermedades, así como al mejoramiento y regeneración de los suelos agrícolas.
Dicha alianza surge a raíz de la gira realizada por Morales Ibarra al país centroamericano a finales del año pasado, con el objetivo de promover el uso de la agrobiotecnología como alternativa al uso excesivo de agroquímicos incrementando, además, los niveles de productividad.
Cabe recordar que para el año 2017, la producción mundial de caña de azúcar alcanzó 1,841 millones de toneladas. México ocupa el sexto lugar en este rubro, con 3.4% de la producción; Guatemala, el noveno puesto con 1.8%. Sin embargo, si hablamos de productividad, el país centroamericano ocupa el tercer lugar en el mundo, con un promedio de 108 toneladas por hectárea, frente a 70 toneladas de nuestro país.
Biofábrica Siglo XXI desarrolla soluciones para transformar el modelo agrícola actual hacia un sistema más productivo y sustentable, gracias a los acuerdos de colaboración que mantiene con la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional o el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), entre otros.
En tanto, CENGICAÑA nace en 1992, impulsado por la agroindustria azucarera guatemalteca, con el objetivo de mejorar la producción de caña de azúcar y sus derivados en Guatemala. Todo su trabajo, innovaciones, desarrollos y recomendaciones, son en beneficio de la producción de caña de dicho país, que cuenta con más de 283 mil hectáreas de este cultivo.
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